El poder de ‘Pablito’ ha producido el fenómeno de que prácticamente haya dos Eln.
Por María Isabel Rueda (foto)
No era improbable que luego de algunos meses y con un poco de buena voluntad del Eln, estuviéramos sentados con sus negociadores en La Habana en un nuevo esfuerzo por encontrar un camino para dialogar, en aras de esta paz absolutamente inconclusa. Pero después del atentado contra la Academia de Policía General Santander, eso no sucederá ni a corto ni a mediano plazo, porque la llave de la paz que tiene todo presidente se ha quedado sin chapa.
Se nos vienen días difíciles, en los que nos retará la retaliación de este grupo insurgente de delincuentes explosivistas o “máquina criminal”, como lo llamó el Presidente en su alocución, que usualmente no enfrenta cara a cara al Ejército, sino que asesina emboscando o poniendo explosivos, como sucedió en los casos recientes de La Macarena, en Bogotá; de la estación de policía en Barranquilla, del Centro Andino y ahora de la Escuela de Policía. Colombia dice basta.(Lea la columna).
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