Con motivo en estos días de la presentación de la película “Las horas más oscuras” sobre Winston Churchill (foto) y sus años como Primer Ministro Inglés durante la Segunda Guerra Mundial, se han recuperado algunas de sus anécdotas.
En el Parlamento inglés, durante uno de sus discursos, una diputada de la oposición pidió la palabra. A él no le gustaba que interrumpiesen en sus discursos. Pero le dieron la palabra a la diputada y ella entonces manifestó:
-Sr. ministro, si Vuestra Excelencia fuese mi marido, yo pondría veneno en su taza de té.
Churchill, con mucha calma, se quitó los lentes, y en medio de un gran silencio exclamó:
-Y si yo fuese su marido, me tomaba ese té. (EJE XXI).
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