2 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Julieta Vargas, comunicando a los incomunicados

Julieta Vargas llegó a hace 30 años a Bélgica, de la mano de una familia de ese país que retornaba a Bruselas, la capital.

Hoy, en medio de la crisis que genera el coronavirus en ese país, con más de 5000 muertos hasta este domingo, se ha convertido en la voz y la compañía de muchas personas mayores de edad, que viven encerradas y con pocas noticias de lo que pasa en el exterior.

En Bélgica, con 11 y medio millones de habitantes, existen unas 1.500 casas dedicadas a cuidar de quienes llegan a la tercera edad. Ellos mismos, o el Estado, contratan a un asistente que se convierte en su mano derecha en todas esas “diligencias” diarias que la edad no les permite hacer.

Pero en marzo, con el Covid-19, todo cambió y nadie pudo entrar a esas viviendas. Durante un mes y medio todos quedaron aislados y muchos murieron, en medio de un silencio del exterior que podían interpretar como abandono, o como olvido.

Según el informe oficial, en Bélgica hasta hoy han muerto 5828 personas por coronavirus, 2716 en hospitales y 3112 en casas y residencias.

Ante la queja de enfermeros y médicos, porque los ancianos criticaban el “abandono”, a Julieta se le ocurrió que si las personas de tercera edad tenían tabletas, podían ver qué pasaba afuera, conocer las noticias del país y, sobretodo, tener una voz que les preguntara sobre su estado de salud.

El primer problema fue volver “digital” a los ancianos que ella acompaña, una generación que es “negada” para el internet, las redes sociales y los computadores. Sobretodo que necesitaba la colaboración interna de enfermeros y médicos que convivían con ellos, en esas primeras clases de uso de las tabletas, desde la simple función de encenderlas hasta la ya compleja de iniciar las redes sociales y las videoconferencias.

Pero de la mano de ellos y con la voluntad de los ancianos lo logró, y hoy ella, que vivía de casa en casa visitándolos, debe estar pendiente todo el día de su computador, porque son muchísimas las alertas de que alguien al otro lado de la pantalla la está llamando, solo para que le pregunten cómo están y cómo se sienten.