19 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Incendian suelos para lucrarse de las tierras 

Claudia Posada


Por Claudia Posada (foto)

Incendios voraces, conflagraciones de difícil control; hectáreas con su capa vegetal extinguida, así como fauna calcinada en bosques y cerros de capitales, en medianas poblaciones y pequeñas localidades; noticias que acaparan titulares por estos días, lo mismo que mientras escribo esta columna. Nos está pasando en Colombia y pasa en otros países del planeta. 

Superficies arrasadas por los incendios en Grecia este verano, se cree que superan unas 150 mil hectáreas; allí, el Estado, completará inmediatamente la restauración de los bosques quemados; sus dirigentes de las medidas que se han puesto en marcha para la protección de los bosques: «Más de 100 drones podrán vigilar puntos sensibles, a menudo mediante inteligencia artificial, para que podamos ser informados inmediatamente de un brote de incendio cuando se produzca. Sensores para medir la temperatura, cámaras en todos los yacimientos arqueológicos y bosques de alto riesgo. Debemos disponer de mejores imágenes por satélite, nos suscribiremos a sistemas avanzados de registro del calor por satélite que nos darán información en tiempo real sobre el avance de un incendio». 

Entre tanto, en Colombia, se adelanta trabajo en la Mesa Técnica de Incendios Forestales continuando con la “actualización del protocolo de respuesta ante incendios forestales, teniendo en cuenta la caracterización y necesidades de los territorios, así como la capacidad de respuesta de las diferentes entidades del SNGRD conjuntamente con las administraciones locales.  Lo que se busca es establecer una hoja de ruta coherente para el desplazamiento de la capacidad operativa y realizar la extinción de los incendios forestales en el menor tiempo posible”, fue lo que indicó por estos días Karen Ávila, funcionaria del nivel central.Literalmente “apagar incendios”. ¿Tenemos legislación en tal sentido? ¿Tienen los alcaldes recursos técnicos, operativos, administrativos, financieros para actuar oportunamente? ¿Y en especial cuentan con códigos normativos para prevención? 

Infobae contaba en sus informes cómo, “Desde las 3:30 de la tarde del martes 19 de septiembre hay un incendio de grandes proporciones en zona rural del municipio de Saboyá, en el centro del departamento de Boyacá, que se estima que arrasó con 30 hectáreas de bosque nativo y por el que están pidiendo apoyo aéreo para controlar las llamas”. Situaciones similares han sucedido en las afueras de Bogotá y en cerros de Medellín; los expertos tienen indicios de manos criminales, sin embargo, cogerlos en flagrancia es casi imposible. Cuando se observan llamas altas, el fuego ha cogido fuerza, los humanos han escapado y es cuando la fauna está acorralada y muere tristemente. 

La información de Infobae preocupa enormemente porque se siente la impotencia que transmiten voceros de las zonas afectadas: “Se recibió un llamado por parte de la comunidad sobre la ocurrencia de un incendio forestal en la vereda Escobal Alto. De manera inmediata, el alcalde, Jeferson Ortiz, procedió a activar el Consejo Municipal de Gestión del Riego de Desastres, para iniciar protocolo de atención (sic)”, informaron desde la administración municipal. El mandatario de esa población indicó que los organismos de emergencia, las autoridades y los mismos pobladores están trabajando para lograr extinguir la conflagración, que se habría provocado, luego de que saliera de control la quema que llevó a cabo un particular en esa la zona”. ¡Por Dios, cómo somos de irresponsables, cómo nos puede más la comodidad de resolver lo que compete al pedacito particular, aunque se ponga en altísimo riesgo toda un área de influencia colectiva! Contaron igualmente que el Alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina, “denunció que los incendios presentados en la ciudad son causados por mafias que buscan lotear estos terrenos para venderlos”. Esto sí que es infame: ¡Incendiar suelos para lucrarse de las tierras! ¿Qué le está pasando a la sociedad? Nos están mostrando acciones tan desalmadas que apenas se veían en películas pavorosas de regiones salvajes. Sucede en Colombia.