Colombia en su material humano tiene varios representantes que la hacen quedar bien, ya sea en la literatura, la pintura, la ciencia o el deporte, pero lo que se ignoraba hasta el momento es que también contara con una figura sobresaliente en el campo de la investigación criminal.
Un inédito personaje de la politiquería provincial, Ricardo Ferro Lozano, es la nueva estrella mediática de la averiguación, ante quien personajes como el inspector Maigret y el mismísimo Sherlock Holmes, son unos simples pichones de policía.
Prevalido del baloto que se ganó con su nombramiento como presidente de la desprestigiada Comisión de Acusaciones de la Cámara, se tomó a pecho su misión y lo primero que hizo fue — con un espíritu revanchista – abrir investigación por supuestas malas actuaciones contra dos magistrados de la Justicia Especial para la Paz.
Y lo hizo con la sapiencia, conocimiento y certeza que dan los ocho días transcurridos desde que le llegó la real o falsa denuncia, en un alarde de velocidad digno de Fittipaldi o de Airton Senna, dejando ver unas facultades detectivescas superiores a las del mítico personaje creado por el escocés Conan Doyle. (Lea la columna).
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