2 mayo, 2024

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El proceso disciplinario contra Germán Stiven Arenas Betancur en la Universidad de Medellín

Guillermo Mejia Mejia

Por Guillermo Mejía Mejía 

“La libertad es el fruto 

más dulce de tus entrañas 

la libertad y la ciencia 

son tus estrellas más altas.” 

Así comienza el himno de la Universidad de Medellín con letra de Carlos Castro Saavedra y música de Luis Eduardo González, que cantábamos en el coro de la U de M, en nuestras épocas de estudiantes. 

No conozco al alumno Germán Stiven Arenas Betancur, alumno de séptimo semestre de derecho en esta universidad pero, por un medio de comunicación, me he enterado que la institución nombró una comisión investigadora integrada por la representante estudiantil Valentina Ossa Aristizábal, el representante de los egresados Sebastián Tisnés Palacio y el profesor Daniel Arcila Posada para que investiguen la conducta de Arenas por violación al reglamento de la universidad, que puede acarrear, como sanción, la anulación o cancelación de la matrícula. 

¿Pero cuál fue la falta que se le imputa al estudiante Arenas Betancur? 

Según las directivas de esta universidad, que arranca el coro de su himno con las frases del poeta Carlos Castro Saavedra “la libertad es el fruto más dulce de tus entrañas”, la falta de estudiante le puede acarrear la expulsión de ese centro de educación superior. 

En efecto, el alumno publicó en un medio de comunicación virtual, “Al Poniente”, un artículo crítico contra el exrector Néstor Hincapié en donde opina, en uno de sus apartes: “En primer lugar, se ocultará que el proceso de acreditación institucional ha sido un absoluto fracaso por cuenta del caso de corrupción administrativa por la graduación irregular de un senador de la república”.  

El artículo, desde luego, es crítico, pero no está violando ninguna norma constitucional ni legal. Al contrario, a él lo protege el derecho fundamental de opinar que consagra el artículo 20 de la Constitución Política, norma que en una facultad de derecho deben conocer y aplicar antes de meterse en las honduras de una tutela que puede llegar hasta la Corte Constitucional. 

Con ese tipo de acciones manejó Néstor Hincapié durante 20 años la Universidad de Medellín y la sigue manejando con sus mayorías en la Comisión de los 100 y en la Consiliatura, a espaldas de la voluntad de sus fundadores, que precisamente crearon la institución como reacción al confesionalismo de las otras universidades que operaban en la década laureanista de 1.950 en Antioquia y buscaron un nicho de libertad de expresión que ahora, en forma burda e ilegal pretenden ocultar con la sanción que seguramente le van a aplicar a un inteligente muchacho que no traga entero y que, en forma valiente, se atrevió a cuestionar la majestad de un exrector que es omnímodo y absolutista, figura que ya no se ve ni en las universidades pontificias ni en las españolas franquistas donde otorgaban el título de “rector magnífico”. 

Algo va de don Miguel de Unamuno a Néstor, años luz, pero este malhadado proceso disciplinario nos recuerda el incidente en el paraninfo de la Universidad de Salamanca, en octubre de 1.936, cuando en un acto académico presidido por el general José Millán Astray, delegado del sublevado Franco, un grupo de estudiantes franquistas gritaron “Viva la muerte, muera la inteligencia”, a lo cual, ese sí magnífico rector, contestó: 

“Este es el sagrado recinto de la inteligencia. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta; pero no convenceréis. Para convencer hay que persuadir y para persuadir necesitareis algo que os falta: razón y derecho en la lucha (…) No puede convencer el odio a la inteligencia, que es crítica, diferenciadora, inquisitiva (…)” 

En el caso del proceso disciplinario instaurado formalmente por un comité de paniaguados de Néstor contra el estudiante Arenas Betancur, los papeles se invierten y es el exrector el que está gritando con sus actuaciones “Abajo la inteligencia”.  

Valdría la pena conocer los conceptos de los profesores de derecho constitucional de esa universidad, si se atreven a opinar, sobre la aplicación del artículo 20 de la Constitución en ese educativo, que fue emblema de la libertad, que engrandece su himno, y nos aclaren si esa norma es o no es aplicable allí.  

¡No me quiero imaginar que esos profesores fueron los mismos que le practicaron el preparatorio de constitucional al senador Julián Bedoya! 

Actitudes dictatoriales y abusivas como la del proceso disciplinario contra el alumno Arenas Betancur, que seguramente terminará en la expulsión del estudiante, porque no se le puede pedir más a “investigadores” parcializados y obsecuentes de Néstor, dieron lugar en el pasado, en 1.966, a que un grupo de profesores y estudiantes, que no tragaban entero, se rebelaran y se fueran a fundar la Universidad Autónoma Latinoamérica, UNAULA, un claustro donde se respeta el derecho a la diferencia, a la libertad de expresión, a la democracia y donde sus egresados hacen honor a títulos bien obtenidos, sin subterfugios políticos, y han logrado que esta universidad tenga ese buen número de jueces y magistrados que le dan lustre a un claustro que tiene más academia que campus, contrario a la U de M, que tiene más campus y muy poca academia, ya en los ojos de Fiscalía, Procuraduría y Ministerio de Educación. 

En el sentido estricto de la palabra universidad, según el Manifiesto de Córdoba de 1.918, es más liberal, tolerante y democrática la Autónoma que su homóloga, de donde salieron sus fundadores en 1.966, hoy en poder, la U de M, de una camarilla de la más baja estofa política. ¡Qué pesar”!

Medellín, 14 de diciembre de 2.020