Darío Ruiz Gómez
En declaraciones a “El Colombiano” el Ministro de Cultura Juan David Correa – quien aún encabeza sus misivas con: “A todos, todas y todes”- ha expuesto lo que para él y la radical organización política en la cual milita, supone el concepto de Patrimonio urbano en referencia a Medellín cuando confiesa que ya se ha puesto de acuerdo con nuestras autoridades municipales para poner en práctica este concepto: “ A raíz del estallido social unos jóvenes se tomaron el Parque de los Deseos y en medio de las protestas crearon una biblioteca popular para leer y estudiar mientras protestaban. Cuando el Esmad los sacó lo único que quedó en pié de los enfrentamientos, después de las peleas y tiros fue la biblioteca. Es decir no es otra cosa que una mesa de libros. Es un espacio que sus líderes reivindicarán” Una buena iniciativa manipulada con fines políticos. ¿Acaso no vimos con nuestros propios ojos esas jornadas de macabra irracionalidad a manos de jaurías de desenfrenados terroristas que con la aquiescencia de la Alcaldía establecieron un campamentos donde se refugiaron y tal como vimos a grupos de niños pobres les daban con bates y palos de escoba lecciones para atentar contra la vida de los policías mientras en ese “territorio libre” se impedía la libre circulación de los vecinos? No recordamos al adolescente que al resbalar sobre la calle murió cuando las papa bombas que llevaba sobre el vientre le estallaron? ¿A la talentosa bailarina y actriz adolescente que murió preparando un explosivo? Buses agredidos, el transporte bloqueado. ¿Cuál estallido social entonces? ¿ La persecución contra el pensamiento plural que se niega a ponerse al servicio del totalitarismo proviene de la llamada izquierdólica identitaria, igualitaria, de Correa el cual repite sin imaginación alguna esta frase de cajón:” La cultura no puede ser sometida a la lógica de un sistema tan voraz como el capitalismo y el neoliberalismo porque desaparece” Y entonces regresa Correa a la tonterías de Irene Montero la exMinistra española del pernicioso “Sí es Sí” que ha permitido que decenas de violadores salgan de las cárceles: “buscando sensibilidades LGBTIG, indígenas, afro, raizales, del pueblo Rom” Precisamente bajo el enfoque maniqueo que hoy se ha desacreditado por presentarse no como una opción proyectada desde las mismas comunidades sino como una imposición totalitaria. Que el reconocimiento de la cultura de Medellín, de sus espacios simbólicos deba partir de relatos inventados como éste es una estrategia propia del hoy desacreditado movimiento woke”, borrar la historia por “burguesa”, borrar lo que cada día construye una poderosa y sobre todo plural cultura urbana como la de Medellín donde el inmenso trabajo de los grupos independientes es abrumador. La verdadera tarea de la Alcaldía consiste en la integración de este espacio ofendido – y que estuvo sometido por el terror, que, creó fronteras invisibles – a las vías que permitan el flujo natural de sus habitantes. Aquí el único culpable es el Esmad pero ¿Quíenes dispararon, intentaron quemar vivos a los policías que hicieron respetar a la ciudadanía agredida, defendiendo este espacio de cultura universitaria, científica?
Este wokismo trasnochado y por eso terriblemente dañino se había dado en el intento de arrasar “la herencia española” en Popayán bajo el “estallido social” de los tres grupos guerrilleros y la violencia de algunos grupos indígenas, se había dado en las quemas sucesivas de la biblioteca de la UIS,etc. Antes de salir a las carreras el populista Narváez le impuso a Medellín un Plan de Cultura a diez años nada menos; supongo que lleno de estos “rescates” de estas “bibliotecas” de estos descabezamientos. Que nuestras entidades todas se pronuncien al respecto.
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