El plan de matar a Timochenko por encargo de exjefes de la guerrilla evidencia la fragilidad de los acuerdos de paz y la necesidad de aplicarlos para evitar más disidencias entre los excombatientes
Rodrigo Londoño, Timochenko, lo menciona como una coincidencia, pero mientras dos hombres de las extintas FARC planeaban asesinarlo él leía ‘El Hombre que amaba los perros’, del cubano Leonardo Padura, la novela sobre cómo se preparó y ejecutó el atentado contra León Trotski. “Guardadas las proporciones, el libro habla de algo similar y es triste. Duele porque esos dos exguerrilleros venían convencidos de matar a un traidor”, contó Timochenko esta semana. A Trotski, el partido comunista soviético lo consideraba un traidor y durante años preparó a Ramón Mercader para darle el golpe final.
Los dos hombres que la Policía descubrió y mató creían lo mismo de Londoño, último jefe de la guerrilla de las FARC, quien firmó el acuerdo de paz con el Gobierno de Colombia y ahora líder del partido del mismo nombre, Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común. (Lea el intento).
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