2 mayo, 2024

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El fuego, la iluminación espiritual y las luces de navidad

Enrique Batista

Por Enrique E. Batista J., Ph. D. 

https://paideianueva.blogspot.com/

Las luces de Navidad pueden tener su origen en la creación de nuestro universo. Estamos hechos de polvo de estrellas. La sentencia bíblica en el Génesis (o sea, en los mismos orígenes de la creación) que nos dice: «… volverás a la tierra de la cual fuiste hecho, pues eres polvo y al polvo tendrás que volver» nos permite reconocer el hecho particular de lo que efectivamente somos, polvo de estrellas. Hace al menos 14.500 millones de años, se creó este universo que, en su origen, fue un acontecimiento de creación de luz, energía, calor y del fuego que dio lugar a estrellas que, como el sol nuestro, son todas de fuego puro. Sin el fuego no existiríamos y tampoco podríamos expresar con fogosidad el calor de nuestros más preciosos y cálidos sentimientos. La especie humana existe, tal cómo somos hoy, por el hecho de que millones de años atrás el hombre descubrió el fuego y supo cómo mantenerlo. Nosotros, como todos los seres vivos, expedimos calor con nuestros cuerpos, porque del fuego venimos y de energía estamos hechos; en la alimentación controlamos las calorías; es decir, el fuego interior que nos permite movernos y vivir. Si se acaban esas calorías, se acaba la vida.

El fuego y el agua aparentemente son contradictorios, han estado presentes en la vida espiritual de todas las religiones y culturas que han existido en el mundo. Simbolizan el camino hacia la purificación. El fuego ha sido una manera de manifestar el deseo comunicación con la divinidad; entre los hinduistas el fuego en sí mismo es un dios.  Hoy el significado cultural del fuego es «tan diverso como las personas que lo han utilizado encarnando asuntos de vida y muerte … actuando como un catalizador para el cambio, la purificación y la sanación». (https://shorturl.at/wIN49https://shorturl.at/bhwxy).

El fuego ha sido el puente para conectar nuestra vida terrenal con lo espiritual. Es el camino para la transformación y la purificación de las almas; es energía para la limpieza de todas las impurezas negativas y motor de la iluminación interna que nos impulsa para alcanzar designios superiores. De modo literal, el fuego es luz, es iluminación de cuerpo, mente y alma. (https://shorturl.at/fpBP7).

La creación del fuego se dio, como se indicó arriba, desde el comienzo mismo del universo. La mirada al espacio exterior nos muestra que el universo está incendiado, colmado de estrellas que crecen y explotan, pleno de galaxias enteras en medio de fuego permanente, así como de las misteriosas materia y energía oscuras que constituyen la masa mayor de lo que aquí y allá afuera vemos.

En la mitología griega, el fuego era de posesión exclusiva de los dioses, hasta que un generoso titán, un semidiós llamado Prometeo, movido por su intensa generosidad y condolido por el frío que padecían los humanos, les robó el fuego a los dioses y se los pasó a los humanos para que vivieran mejor. Los humanos pudieron entonces fundir metales, desarrollar tecnologías, calcular el tiempo, navegar, curar enfermedades, calcular y crear artes y ciencias. Por ese supremo acto de generosidad, los dioses lo condenaron a permanecer encadenado a una piedra en lo alto de una montaña para que los buitres le devoraran, día a día, sus entrañas, las cuales le volvían a crecer como castigo y sufrimiento eterno. El mito se adelantó a explicar, con precisión, el curso de las creaciones que seguiría la humanidad una vez que los humanos dominaran el fuego.

Con el descubrimiento del fuego, y de su preservación, la especie humana se abrió camino hacia dinámicas trasformaciones que han posibilitado su supervivencia. Se reconoce que el fuego es el más grande descubrimiento que ha hecho la especie, en especial porque con él mejoró sus defensas y fue menos vulnerables frente a los animales salvajes, ayudó en la cacería de estos para su manutención, inventó la cocina, coció los alimentos mejorando su sabor, la digestión y la ingesta de proteínas, creó la posibilidad de vida nocturna, y protección contra fríos extremos, alargó la duración de la vida en años. Adquirieron los humanos mayor fuerza corporal y crecimiento del cerebro, con lo cual se dio el desarrollo de la mente y de la conciencia, pudiendo generar lenguajes, producir creaciones artísticas, desarrollar conocimiento, abundar en creatividad, desarrollar herramientas y recipientes de cerámica para facilitar la vida diaria, fundir y dar forma a los metales, crear y mover maquinarias y otros desarrollos tecnológicos como la escritura. El fuego liberó a los primigenios habitantes de la Tierra de la restricción de estar anclado a un solo espacio geográfico con desplazamientos que dependían de la presencia de la luz solar; llegada la noche se acababa la actividad humana. Con el fuego, se aseguró la supervivencia misma de la especie y se inició la humanización, tal cual como la tenemos hoy. (https://shorturl.at/ghCIO).

Las fiestas paganas en la remota antigüedad se celebraban iluminando las noches con antorchas; hasta hace muy poco, la cumbia se bailaba en noches oscuras con velas encendidas en las manos de los rítmicos danzantes. Muchas celebraciones civiles, personales y religiosas se acompañan de fuego. En la torta de cumpleaños están presentes las velas, las cuales representan la alegría de los años ya vividos y el agradecimiento por ello al Ser Superior. Los rituales deseos que se expresan antes de apagarlas permiten recordar la fortaleza de la presencia inmanente de la esperanza; son deseos para invocar la bendición y protección divina y, por lo tanto, siempre tiene que ser un acto de comunicación con Dios.

En otros sacramentos católicos, como en la primera comunión y en la confirmación, está presente el fuego mediante cirios que portan los cristianos. Existe también el Cirio Pascual, que simboliza la luz que supera a la oscuridad y a la muerte.  En muchas honras fúnebres se realizan los velorios con velas encendidas, ceremonia llamada velación, cuya luz simboliza la iluminación del camino de alma del difunto hacia la gloria eterna. (https://rb.gy/acdxd3https://rb.gy/acdxd3).

Un elemento distintivo de la Navidad es la abundancia de luces. Hoy, muchos años antes de que tuviéramos la energía eléctrica, los árboles de Navidad eran adornados con velas, lo cual se originó en el siglo XIX. El empleo de las luces en Navidad encarna a la luz que el Niño Jesús trajo a este mundo necesitado de su espiritualidad, de su energía; es la luz de la esperanza en un mundo recorrido por las tinieblas del pecado; luz que alumbró a los hombres de buena voluntad con sus mensajes de la Buena Nueva. Con su luz espiritual, el Niño Jesús trajo la luminosidad que marca el camino a la salvación eterna. Se encienden las luces de Navidad porque la oscuridad representa el límite de lo humano y el ambiente propicio para el miedo, el temor y la pérdida de la esperanza. (https://shorturl.at/zNO36https://shorturl.at/sR589).

Las velas, cirios y bombillas han dado paso a las luces LED, con los cuales renovamos la conciencia de reducir el consumo energético y la emisión de CO2, que se generan con los alumbrados. Se conocen ya nuevos desarrollos de bombillas que funcionan con energía solar, la cual debemos privilegiar. En la adoración al Niño Jesús en todas las Navidades cuidamos el planeta, la casa común que nos otorgó el Creador.

Recordemos a los tres sabios que tras haber visto y seguido a una brillante estrella en el oriente llegaron al recién nacido Hijo de Dios y con gran gozo lo adoraron. Esa estrella queda simbolizada en la que se pone en la parte más alta de los árboles de Navidad. Orientados espiritualmente por la misma estrella divina de los tres sabios, alabemos al recién nacido, orando y cantando alegres villancicos: (https://shorturl.at/twCIL). 

Ven, ven, estrella de Belén

bienvenida ven, ya ven,

llévame a adorar al Niño

trajo dicha, paz y bien.

Alto, bien alto en el cielo

una santa estrella anunció:

Es Navidad, es Navidad,

alegría el Salvador nació ya.

¡Feliz Navidad! ¡Merry Christmas! ¡Joyeux Noël! ¡Frohe Weihnachten! ¡Feliz Natal! ¡Buon Natale!