@IvanDuque
Escrito porMauricio Jaramillo-Jassir
Razón Pública
La gira del presidente en Europa fue otro intento fallido de recuperar la legitimidad internacional de su gobierno. Este es el estado lamentable de la diplomacia colombiana.
Ideología en lugar de diplomacia
Ahora que el gobierno entra en su recta final, la política exterior vuelve a ser objeto de controversias. Las razones: el clientelismo en las designaciones del servicio exterior, las declaraciones sin fundamento, y, por si fuera poco, la alineación de Iván Duque con la OTAN en contra de Rusia.
Importa recordar que el gobierno intentó corregir los errores causados por nombramientos como el de Claudia Blum o Francisco Santos en la embajada en Estados Unidos. Con la llegada de Martha Lucia Ramírez y Juan Carlos Pinzón, Colombia comenzó a reestablecer la maltrecha relación con Washington, y, tal vez, a retomar el rumbo diplomático extraviado.
Pero estos esfuerzos han quedado empañados por los desaciertos, la ausencia de liderazgo en materia internacional y la constante de esta administración: trasladar al campo diplomático los prejuicios y valoraciones del Centro Democrático, los cuales no protegen los intereses colombianos.
El error más grueso es equiparar las aspiraciones de este gobierno con los intereses de Estado. Esto ha llevado a que Colombia, como ya ocurrió en el mandato de Álvaro Uribe, confunda la alianza histórica con Washington, con el hecho de inmiscuirse en rivalidades geopolíticas.
De esta forma, el gobierno ignora la tradición diplomática nacional y latinoamericana que aspira a la resolución pacífica de controversias, y contradice el principio de “no injerencia en los asuntos internos” por parte de gobiernos extranjeros. (Lea clientelismo).
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