1 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Educación Superior: entre la ilusión y el espejismo para el futuro laboral de los jóvenes en el mundo

Enrique Batista

Enrique E. Batista J., Ph. D.

https://paideianueva.blogspot.com/

Los servicios educativos en todo el mundo forman hoy a los jóvenes para el desempleo. Así, aquellos que serán un tercio se la fuerza laboral a finales de esta década no podrán ser ciudadanos plenos, ni participar activamente en la construcción de sociedades pletóricas de prosperidad, alegría y de sana convivencia.

Miles de estudiantes en Japón sufren del mal denominado «hikikimori» (= aislado), el cual consiste en un aislamiento social, encerramiento en la casa, con pocos o ningún amigo y adicción a los videojuegos y otras plataformas digitales. En otros lugares del mundo están los jóvenes que demoran en abandonar el hogar de los padres e independizarse, los desertores escolares y los que no ven en la educación que se les ofrece una opción creíble para una vida con un futuro tranquilo y próspero. Multitud de jóvenes en todas partes muestran desencanto con los modos de organización política, las estructuras sociales y económicas vigentes y, en especial, con la educación y la dificultad creciente de vinculación laboral con ofrecimientos de salarios de supervivencia que llenan de insultos el sentido de valía que tienen los jóvenes.

Una mirada a las estadísticas de desempleo en el mundo permite observar que en 2022 había 73 millones de jóvenes sin trabajo, la más importante fuerza productiva, desempleados. Una cuarta parte de los jóvenes ni estudiaban ni trabajaban (la llamada generación nini). Se anticipaba que el 40% de los jóvenes conseguiría trabajo, sólo el 27% de las mujeres lo lograrían. (https://rb.gy/zqchd). En ese mismo año, el desempleo de jóvenes en Latinoamérica fue del 21,6%; mientras que en África fue del 12,7%, debido a que muchísimos han desistido de buscar trabajo. Según la Organización Mundial del trabajo, la recuperación del empleo juvenil sigue produciéndose a un ritmo lento. (https://rb.gy/bauiz).

Las estadísticas de desempleo juvenil (15 a 24 años) muestran, entre los países de la OCDE, lo siguiente: España, 38.3%; Italia,  29.1%; Suecia, 23.8%; Portugal y Luxemburgo, 22%; Francia y Canadá, con 20%; Chile,   24.8% y Colombia, 27.5%. Respaldan estas cifras, lo afirmado, en el sentido de que en todo el mundo el servicio educativo está formando a los jóvenes para el desempleo, incluidos los de países ricos y de los cuales se exalta, posiblemente sin todos los méritos, sus servicios educativos, como Suecia y Luxemburgo, y en Latinoamérica a Chile. (https://rb.gy/r30cz).

El profesor Iván Jaramillo ha resaltado que este desempleo juvenil es una problemática mundial, resultante de la redefinición del estándar de cualificaciones y de reposicionamiento de habilidades; a lo cual agregó que: «uno de los principales factores que ha profundizado la brecha laboral entre los más jóvenes es la desconexión existente entre el sistema educativo y el mundo laboral».  (https://rb.gy/76mve).

Existe, como ya se ha afirmado tantas veces, una tendencia mundial de las organizaciones de los sectores productivos a prescindir del requisito del título universitario en muchos de sus ofrecimientos laborales. Además, como ha destacado el Observatorio de la Universidad Colombiana, es creciente el número de estudiantes que temen ingresar a la universidad por el hecho cierto de que incurrirán en alto endeudamiento «y con un título que no los ha preparado para un buen trabajo en un mercado laboral que cambia rápidamente»; títulos que han sido inflados en su valía y que se han vuelto escabroso su acceso a ellos por los altos costos en los que se precisa incurrir para legrarlos. (https://rb.gy/w8w1o). Aparte de que su valía está inflada, en muchos campos no solo existe, en muchos campos, exceso de oferta sobre la demanda, sino que las universidades no forman en las habilidades necesarias que requieren los nuevos frentes de trabajo. Cerca de una cuarta parte de los graduados no trabajan en el campo de su formación, otros están desempleados o laborando en la economía del rebusque. Las políticas educativas, siempre desactualizadas, de los gobiernos contribuyen al mantenimiento de esta crisis. (https://rb.gy/ay2ex).

Así, los títulos universitarios ya no garantizan el éxito profesional. En los contextos sociales, familiares, y educativos, desde niños se les hace creer a estos que el título universitario garantizará empleabilidad y una vida próspera y exitosa; la realidad muestra que no y que se pueden alcanzar esas expectativas sin el título, en especial hoy cuando se enfatiza las habilidades (entre ellas las digitales y las socioemocionales) por encima del título. (https://rb.gy/qpk0h).

Se han logrado tasas de cobertura mayores en la educación, apoyadas en la gratuidad o en las políticas denominadas matrículas cero; pero, tal incremento no se ha correspondido con la creciente calidad y pertinencia requerida para el mundo laboral de la sociedad digitalizada y de automatización creciente. Surge una paradoja cruel: «Muchos graduados salen del claustro universitario a recibir dos golpes dolorosos y simultáneos: las deudas acumuladas y el desempleo profesional». (https://rb.gy/gdo3n).

Han clamado otros que: «La universidad es una pérdida de dinero y de tiempo…, no forman en las habilidades necesarias para el mundo del trabajo». (https://rb.gy/6jr7t).  Asunto en el que los crecientes y exagerados costos de matrículas, préstamos universitarios, equipos, materiales de estudios y manutención, crecen de modo constante, con salida al desempleo, a puestos de trabajo mal remunerado y a deudas acumuladas, entre ellas las de los préstamos para matrícula y los demás en los que incurren los padres de familia para apoyar la consecución del título universitario de uno o más hijos. La tasa de retorno de la inversión (ROI) es baja o muy baja; por años, cargan los titulados universitarios con una pesada deuda que afecta su calidad de vida y que, con frecuencia, tienen que enfrentar demandas de cobro forzoso que comprometen el magro o inexistente patrimonio de la familia.

Ante la carencia de habilidades para las demandas del mundo laboral de hoy, los títulos universitarios seguirán perdiendo su valía, serán, como se ha dicho, obsoletos; son títulos que han empezado a competir con la formación corta, focalizada en habilidades digitales y socioemocionales, apropiadas para las necesidades, emprendimientos y ofrecimientos laborales de hoy. Se trata de la educación en línea ofrecida, en buena parte, por organizaciones no universitarias y de las ya bien conocidas microcredenciales digitales, microtítulos, nanomasteres y similares, que son formación cortas en el tiempo, ofrecen una cualificación pertinente que conduce a ingresos o salarios superiores a los de títulos universitarios obtenidos tras muchos años de trasegar en campus universitarios. (https://rb.gy/n85zd).

La educación superior está dejando de ser superior para el progreso y la vida productiva y exitosa de los jóvenes.