15 octubre, 2025

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Don patán

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Por Ramiro Orozco García

Una cosa es con guitarra y otra con violín, dice el adagio popular, una cosa es vivir intensamente un partido y camorriar con el árbitro y hasta con los medios informativos y otra muy distinta ser irrespetuoso, grosero y ofender a los rivales y a los aficionados. 

El señor Efraín Juárez, técnico del Atlético Nacional ,ha tenido recientemente dos episodios que le han valido conflictos con la justicia y con la Dimayor y la razón es una sola: su falta de respeto y su grosería dentro del espectáculo público del fútbol.

Al señor Juárez, mexicano de nacimiento, olvida que en Colombia se le acogió con respeto y hasta con cariño de parte de los hinchas del equipo paisa y que se le permite estar trabajando en nuestro país y no como recientemente le tocó sufrir a cerca de 100.000 colombianos que fueron maltratados y expulsados por el gobierno de México. 

Ser el director técnico del club colombiano con más títulos internacionales no le da derecho a insultar a los jugadores y aficionados de otros equipos distintos a los de Nacional, a sabiendas que esa actitud también va en contra de su equipo sobre el que recae la animadversión. Hay que recordarle a don Efraín Juárez que los clubes no son países en guerra y que estamos en una competencia, no en un duelo a muerte y que al rival y a los aficionados se les respeta, que sembrar odio no es una buena idea y que suficiente tenemos con la realidad de nuestro país para aumentar la violencia a través del fútbol.

Un técnico debe ser un buen ejemplo, debe ser un buen líder y un referente que engrandezca el deporte y no un sujeto al que por su comportamiento de desadaptado tengan que llamarlo don patán.