3 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Día del idioma español: mantenerlo fuerte y vivo ante algunos riesgos de la inteligencia artificial generativa  

Por Enrique E. Batista J., Ph. D. 

https://paideianueva.blogspot.com

En el campo de la informática se crean a diario nuevos conceptos que por su cantidad y omnipresencia llegan, en su conjunto, a considerarse como una lengua universal paralela a las demás. Con su intrusiva permanencia en la vida diaria, puede afectar de manera sustancial la gramática, la sintaxis, la semántica y la fonética, de los idiomas que hablamos. Si bien, es preciso aprender el bagaje idiomático de la informática, es más cierta la necesidad de preservar la integridad de la lengua propia, la materna, la de la cultura en la que hemos crecido y hemos vivido, esa en la que hemos adquirido y diseminado conocimientos y compartido experiencias. Con ella pensamos, sentimos, ideamos, amamos, construimos y desarrollamos nuestro cerebro. Somos por el idioma que hablamos seres sociales, inteligentes y creativos con autonomía cognitiva y moral. 

Los avances de la inteligencia artificial generan desde ya textos de manera autónoma, legibles, con alto grado de credibilidad, lo cual tiene implicaciones sociales, pedagógicas y éticas. Quienes diseñan los algoritmos mediante los cuales funciona dicha inteligencia pueden generar normas propias e imponerlas a todos, para un uso comunicativo estandarizado, anulando el enriquecimiento que cada comunidad cultural hablante del español aporta.  

La generación de textos autónomos mediante inteligencia artificial puede de manera forzosa crear un nuevo idioma, el idioma de la IA y no el idioma de los abuelos, la lengua de la madre, el idioma con el que creamos valores culturales y comunicamos el amplio acervo de sentimientos de amor, amistad, cooperación paz y solidaridad. 

El español ya no sería el mismo; perderemos autonomía para seguir enriqueciéndolo. Esas normas nos dirán qué comunicar, qué palabras emplear, y hasta cómo consentir y cortejar. Se creará un nuevo modo de escribir y hablar y hasta un nuevo género literario, una nueva literatura, ya no bajo la inspiración de los poetas, novelistas y demás escritores. La interacción literaria será con las máquinas autoras y no con los humanos. La lengua materna ya no será la de nuestra madre, esa con la que aprendemos a comunicarnos, esa que es crucial mantenerla y enriquecerla como un patrimonio de la humanidad; lengua con la que se promueve y protege la diversidad cultural. 

Será, entonces, la madre inteligencia artificial la que ha de señalar los modos supuestamente correctos de escribir y de pronunciar y que, más allá de nuestra autonomía afectiva, señale cuándo y cómo hay precisión y expresión significativa en nuestras comunicaciones; procesos que, como las tareas en las líneas de producción, estarán totalmente automatizados. Será una comunicación robótica y no humana. Estaremos en un mundo lleno de comunicación robotizada con amplia soledad debido a la pérdida de la diversidad lingüística y de las correspondientes riquezas culturales. 

Podemos acabar forzados a cumplir con las normas del «nuevo idioma» que impongan inicialmente quienes programan con sus algoritmos a los robots de IA. Pero, en la medida en que las máquinas aprendan solas y ganen autonomía frente a sus diseñadores, empezarán, sin vislumbrarse un fin satisfactorio, a señalarnos las nuevas e inflexibles normas acompañadas con el manual del debido comportamiento comunicativo. Así, acabaremos homogeneizados sin el potencial de continuar enriqueciendo, desde diversos ámbitos, nuestro idioma y la consolidación de nuestra identidad cultural. 

Se dará un control de pensamientos y de sentimientos, lejos del nativo idioma propio en el cual construimos las relaciones de afecto, de amor, de convivencia, se idealizan mundos con la escritura, se componen rítmicas canciones a esa estrella que se ama, se crea y se recrean realidades, construimos ciencias y otros saberes, creamos piezas en variedad de artes y edificamos y aseguramos la identidad y la evolución biológica como especie. Es el idioma con el que enseñamos y aprendemos, con el que enraizamos el sentido de pertenencia, le damos estabilidad dinámica a nuestras expresiones creativas y construimos nuestra historia.  

En el «Día del Idioma», se presenta la oportunidad para adquirir mayor conciencia de que estamos en el riesgo de perder nuestra lengua, en un ámbito inédito e insoportable donde, además, se nos impondrán significados diferentes, se perderá el sentido rico de la polisemia y el don de las figuras literarias, labradas con finuras por tantos seres humanos creativos; quedarán ellas enmarcadas en la rigidez de lo que pueda determinar una u otra máquina en su ganada autonomía y liberación del control humano. Este escenario se agravará debido a que varias de ellas pueden estar concurriendo y compitiendo para una escritura y comunicación oral o escrita autónoma. Así, se generaría un proceso amplio de confusión frente al uso propio y debido del idioma español y de los demás idiomas vigentes en el mundo, acrecentando el peligro de aquellas lenguas que hoy están en riesgo de desaparecer. 

Se calcula que el 40% de la población mundial no tiene acceso a una educación en la lengua que habla o comprende. Existen en el mundo unas 7.000 lenguas habladas, pero muchas lenguas, cerca del 40%, están en peligros de desaparecer: 191 en Estados Unidos, 190 en Brasil, 143 en Indonesia y 131 en Rusia, y más en otros países.  Al menos 228 ya han desaparecido. (https://tinyurl.com/wetak5sx,https://tinyurl.com/5cpza8ez).

Los redactores de los algoritmos de la IA pueden, además, incluir una variedad de sesgos de diversa índole que pueden crear o exacerbar prejuicios, discriminaciones y exclusiones. No estamos en presencia de un asunto de poca monta, se precisa prestarle especial atención al potencial y, a la vez, inminente peligro. La IA generativa puede, incluso, rescribir la historia. 

Un paso inicial muy importante lo ha dado la «Real Academia Española – RAE» y el gobierno de España con la creación del proyecto «Lengua Española e Inteligencia Artificial – LEIA», que tiene por fin mejorar el empleo del español en el campo de la inteligencia artificial, en lugar de a la inversa, y así facilitar en todas partes un mayor y mejor empleo del español en los ambientes digitales. Se ha proyectado la creación de un sello digital de la «RAE», mediante el cual se certificará si las herramientas informáticas y la inteligencia artificial emplean el español de manera correcta. La meta última de proyecto «LEIA» es lograr que las máquinas hablan bien el español.  Y nosotros los humanos también. (https://tinyurl.com/3ywknr9n). 

La «RAE» también ha firmado un acuerdo con Microsoft para un propósito similar: Fortalecer el uso del buen español en las aplicaciones de la inteligencia artificial y, en general, de todos los entornos digitales; se formularán normas para el buen uso del español en esos ambientes digitales y emplear el gran potencial positivo que tiene la inteligencia artificial para el desarrollo de herramientas que efectivamente faciliten que las personas empleen correctamente su propio idioma. 

Ese acuerdo, enmarcado dentro del proyecto «LEIA», tiene como objetivo: «Reforzar y promover un uso correcto del español en el universo digital y garantizar la unidad de un idioma con todas sus variedades que hablan alrededor de 600 millones de personas». Para ese propósito, la «RAE» entregará su «Diccionario de la Lengua Española» que Microsoft empleará en sus diversas aplicaciones, entre ellas «Copilot» y «todos aquellos productos orientados a mejorar la revisión ortográfica y gramatical o crear modelos de traducción y transliteración automáticas basados en tecnologías de Inteligencia Artificial». (https://tinyurl.com/3cw9kwuu).  Este es un avance pionero entre muchos más que deben darse con los gigantes tecnológicos. 

Recordemos en el «Día del Idioma» que es preciso enseñar a las máquinas a hablar bien el español, en lugar de que ellas nos digan cómo hablar correctamente. Y por el necesario camino de la insistencia y perseverancia: Hablemos y escribamos bien el español y enseñemos a todos a que también lo hagan y a que reconozcan la importancia de preservar la valía personal y cultural de la lengua materna.