1 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Crónica # 850 del maestro Gardeazábal: orinando fuera del beque

Gardeazabal


@eljodario

Cuando Colombia era la dueña de Panamá construyeron en 1855 un ferrocarril entre los puertos de Colón y Panamá y con ello suplieron la necesidad del canal. Cuando hicieron Suez, los colombianos arrancaron con Lesseps a construir el Canal de Panamá, mientras tanto el ferrocarril seguía llevando y trayendo carga y pasajeros del Pacífico al Atlántico.

Cuando la hechura del Canal se estaba demorando Roosvelt le arrebató el itsmo a Colombia. Desde entonces hemos estado ideando pajaritos de oro para reemplazarlo.

Alguna vez apelamos al canal Atrato/San Juan que Felipe II pretendió realizar en el Siglo de Oro. Ahora han salido con la ideota del tren Cupica-Urabá pero, como siempre, no le han preguntado ni a la IA cuántos costos ecológicos tiene esa vía ni cuántos miles de millones de dólares.

Todos apuestan a que el Canal de Panamá se quedó chico, que los barcos crecieron y que los ríos que surten las exclusas se están quedando secos entre Colón y Panamá, los dos grandes puertos.

Dentro de esas apuestas está el tren, que debe construir no solo la carrilera entre Cupica y Puerto Antioquia, sino que deben calcular la mil millonada que costaría levantar un puerto moderno donde hoy no hay nada.

Pero si alguien sensato y no un delirante hace las cuentas, los panameños o los chinos, pueden ampliar, modernizar y revivir el ferrocarril que todavía va del Atlántico al Pacífico desde 1855 y apenas si costaría un porcentajito de la plata que se botaría en el tren y el puerto de Cupica.

Así me lo aseguró, cifras en mano, un viejo amigo que ha dirigido como presidente 4 grandes empresas de este país. Mientras tanto, como me lo dijo la gobernadora del Valle cuando le consulté sobre el daño que le haría a Buenaventura este embeleco, dizque están terminando los estudios de financiación para reabrir la bahía de ese puerto a los barcos que no volvieron a entrar, tumbando la barra que no permite sino cierto calado. Sigue siendo mejor no orinar fuera del beque.

Escuche al maestro Gustavo Alvarez Gardeazábal.