19 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Crónica # 693 de maestro Gardeazábal: pereirutos asesinan chimpancés

Gardeazabal

@eljodario

Pereira logró buen nombre y respeto nacional por el empuje de sus gentes, el civismo con que movilizaban hasta lo imposible y, sobre todo, por su capacidad de tolerancia a propios y extraños. 

En Pereira entonces se podía invertir porque era fácil reconocer cómo la ciudad progresaba, sus vías se modernizaban y la rentabilidad aumentaba. En Pereira, también, se podía parrandear sin peligro, lejos de la extorsión y la amenaza de los traquetos que se quedaban fuera de sus límites geográficos.

Por todo ello, y por mucho más, Pereira mantuvo durante más de 50 años, y muy bien tenido, el Zoológico Municipal, donde millones de niños del Eje Cafetero y los departamentos vecinos facilitaron el conocimiento de los animales cautivos. Por alguna razón del deterioro que se fue haciendo visible en casi todas las cualidades que simbolizaban a Pereira, el zoo lo entregaron, por contrato, al parque Ukumarí y lo que era fue dejando de ser. 

El civismo y el empuje se volvieron recuerdos o los cambiaron por las cooperativas de contratistas con que se camuflaron los políticos. La dirigencia de antaño comenzó a ser desplazada por los muchachos que se criaron tolerando o aun envidiando las andanzas de La Cordillera y los otrora mandamases nacionales de los partidos reemplazados por unos concejalitos con nombres extraídos del almanaque Bristol o de los innombrables de Youtube. 

En el zoo acaba de registrarse un acto tan despreciable que le va a servir a Pereira de chapa vergonzosa para siempre. En una actitud imbécil, ordenada y realizada por algún pereiruto, asesinaron a Pancho y Chita, dos chimpancés que se habían volado del zoo.

Ni a los directivos del parque Ukumarí se les ocurrió usar balas somníferas, ni tenían redes capturadoras ni llamaron a los bomberos. No. Les dispararon. Los asesinaron. Seguramente ellos y todos los responsables creen que para pasar de ser pereirano a ser pereiruto solo basta arreglar a bala las dificultades.

Escuche al maestro Gustavo Alvarez Gardeazábal.