@eljodario
Cuando se dijo al presentarse la Petroreforma tributaria que las gaseosas serÃan sancionadas con un impuesto que desfavoreciera su consumo entre todos los colombianos de todas las clases sociales, la serenidad del ministro de Hacienda estaba cerca de la impavidez y parecÃa que poco o nada le importaba la cascada que afectarÃa la alimentación de millones de trabajadores.
Lo que personalmente sà me extrañó era que Ocampo Gaviria fuese tan defensor de esa carga a las gaseosas cuando él, por su madre doña Tulita Gaviria, pertenecÃa de alguna manera al mundo de las gaseosas pues ella era hija del fundador de Gaseosas Lux y su hermana, la tÃa del ministro, era la mamá de los hijos de Carlos Ardila Lulle, el transformador del negocio del azúcar y de las gaseosas en Colombia.
Pensé para mis adentros cuánta razón tenÃan los abuelos cuando nos enseñaban que no hay cuña que aprete más que la del mismo palo. Hace unos dÃas, cuando después de muchos ires y venires la directora de Asocaña y los lobistas azucareros se resignaron al impuesto, asà fuera copiado de Inglaterra (donde un hijo de Ardila, primo hermano de José Antonio Ocampo, estuvo los últimos años de embajador de Colombia), el ministro volvió a enfatizar diciendo que a más del impuesto a las gaseosas se incluÃa uno igual para los refrescos fabricados con edulcorantes ultraprocesados, reafirmé mis tesis sobre la cuña del mismo palo.
En otras palabras, que si los fabricantes de gaseosas defendÃan su clientela y les ofrecerÃan refrescos endulzados con algo distinto al azúcar estarÃan pagando el mismo impuesto. Ayer, empero, cuando se dio a conocer la ponencia definitiva, el ministro cambió de criterio y excluyó de la sobretasa impositiva a los edulcorantes y le dejó toda la carga a pagar al azúcar.
La medida tiene un mal sabor porque los 2 ingenios azucareros de los Ardila que fabrican gaseosas escaparán del efecto negativo al dulce ofreciendo refrescos con edulcorantes y los otros 10, que no son gaseosos, asumirán sin defensa el impuesto y sus consecuencias.
Todos sospechamos cuál clase de tejemanejes impolutos se movieron.

Pero favorecer a unos poderosos exclusivos para joder a otros menos poderosos excluÃdos, suena a injusticia y a ética resquebrajada.


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