11 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Contracorriente: Maduros e indóciles

Ramon Elejalde

Por Ramón Elejalde Arbeláez 

No conservan vínculos, sus vidas tienen caminos diferentes y están en el atardecer de la misma. Se conocieron de jóvenes y en ocasiones lucharon juntos y en otras se confrontaron en el plano de las ideas. Crecieron a la sombra de la ideología del partido conservador y hoy en la distancia y cargados de años, se topan en una rebeldía de ideas y de profundo corte social, que ninguno sospechó de antaño. No son ni comunistas ni socialistas, más bien cercanos a la doctrina social de la Iglesia Católica. Les escribo de Gerardo Emilio Duque Gutiérrez, Benjamín Higuita Rivera y Gabriel Moncada Quintero.

Benjamín Higuita y Gabriel Moncada bebieron de las ideas de J. Emilio Valderrama, el gran rebelde contra el establecimiento godo que dominaba a mediados del siglo pasado en Antioquia, con fuete y autoridad. Luego se separaron, el primero partió con los “corajudos” de Fabio Valencia y Juan Gómez y el segundo con los “pinochos” de Manuel Ramiro Velásquez y Hernán Echeverri Coronado. Gerardo Emilio siempre fue un seguidor de Álvaro Gómez Hurtado y Guillermo Vélez Urreta, lo más conspicuo de la “godarria” paisa.

Benjamín fue concejal de Medellín, diputado de Antioquia y Representante a la Cámara. En el Congreso siempre esgrimió tesis y propuestas progresistas y de gran contenido social. Su compromiso por humanizar y dignificar la situación de los detenidos en nuestras cárceles y las de los colombianos detenidos en el exterior, fueron siempre el norte de su lucha política. Poco ortodoxo frente a la ideología de su partido.

Gabriel Moncada, más jurista que político. Magistrado de tribunal superior, con dedicación y seriedad. Su padre, un gran dirigente conservador en Cañasgordas. Serio, aplomado, de conceptos claros y contundentes, como los otros dos, gran persona.

Gerardo Emilio ha sido el más conservador de los tres, político avezado, excelente administrador, mejor tertuliante, gran componedor y ciudadano ejemplar. 

Hoy, al final de la jornada de ellos y mía, me ha tocado compartir escenarios de gran respeto democrático, pero de dudas, inconformidades, rebeldía. Se puede afirmar con José Saramago que “mientras más viejos, más sabios y cuanto más sabios, más radicales”. Son, en mi concepto, la excepción de la regla: los seres humanos en su juventud son insumisos y en su madurez, conservadores y obedientes. A Gerardo Emilio, Benjamín y Gabriel, le sucedió una verdadera involución política.

In péctore tuve por muchos años dentro de esta lista de indóciles a Ramiro Valencia Cossio, lamentablemente en las últimas “prestaditas”, lo perdimos.

Homenaje sincero a estos “jóvenes” rebeldes, que ponen sus canas al servicio de causas justas.