18 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Contracorriente: ¿Es óptimo nuestro sistema de salud? 

Ramon Elejalde

Por Ramón Elejalde Arbeláez 

Bastó que Gustavo Petro dijera que era necesario acabar con las EPS en el sistema de salud y de reemplazarlo por un modelo de atención preventiva que garantizara los derechos de la gente y no las utilidades de los banqueros para que por arte de magia y de la noche a la mañana, nuestra salud se convirtiera en la mejor del mundo, según lo sostenido por algunos medios de comunicación, los banqueros, los beneficiados con la intermediación que hacen esas EPS y la extrema derecha. Hoy, misteriosa y milagrosamente, tenemos el mejor sistema de salud en el planeta.  

Mi candidato presidencial, Alejandro Gaviria, fue de los primeros en saltar a la palestra para indicar que “La propuesta de Petro sobre la reforma a nuestro sistema de salud es problemática. Podrá generar caos”. A Gaviria le ripostó la médica psiquiatra, politóloga e investigadora en temas de salud pública, Carolina Corcho, indicándole que “improvisación y caos es que las EPS adeuden solo a la red de hospitales públicos del país, que son la minoría de los prestadores, y que responden por la atención, una cantidad superior a los nueve billones y medio de pesos. Eso es lo que pone en juego la vida y debería preocuparnos”. 

Las EPS son meramente instituciones que hacen intermediación, reciben el dinero del Estado para entregarlo a los prestadores del servicio. Es una intermediación costosa y burocratizada, allí quedan la mayoría de los recursos de la salud. En concepto de muchos expertos, incluyendo a la doctora Corcho “no se necesitan EPS para gestionar ningún nivel de atención, no aportan valor agregado”. Inexplicable el interés de un sector de la sociedad de enriquecer a banqueros y a vividores de la salud. Sí. Eso son, meros vividores. 

Esa función la puede y la debe cumplir el Estado por medio de los departamentos y de los municipios, tal como sucede con la educación. No es disculpa el argumento esgrimido con respecto a la corrupción existente en algunas de estas entidades territoriales. En las EPS también se ha comprobado corrupción o se nos olvida el saqueo a Saludcoop que fue superior a un billón y medio de pesos, sin contar otras que están siendo investigadas por casos similares o parecidos. Tampoco podemos olvidar que las deudas de las EPS han llegado a veinticuatro billones de pesos, suma impagable y gravísima que algún día se llevará de calle a los hospitales y clínicas de Colombia. 

Otro indicativo de que las cosas en la salud no son tan buenas como se pretende hacer creer son las acciones de tutela interpuestas por personas desesperadas que reclaman una oportuna y real atención a su salud. Miremos datos al respecto: Durante el año 2012 se interpusieron un total de cuatrocientas veinticuatro mil tutelas, de las cuales ciento catorce mil fueron por violación al derecho a la salud. Pero acudamos a una fuente oficial, la Defensoría del Pueblo: “Durante el año en estudio (2019), se interpusieron un total de doscientas siete mil acciones que buscan la protección al derecho fundamental a la salud, con una participación del 33,43 % del total de las tutelas, lo que significa que cada treinta y cuatro segundos un ciudadano interpone una acción en búsqueda de la garantía de este derecho”. 

En plata blanca, en siete años, los colombianos duplicaron sus reclamaciones por protección a su derecho fundamental a la salud. La acción de tutela, por las omisiones de las EPS o las prestadoras del servicio, se ha convertido en un procedimiento más en el vía crucis que tienen que recorrer los usuarios de la salud. ¿Será verdad que el sistema de salud es tan bueno? ¿Será cierto que la intermediación costosa e inútil de las EPS es necesaria? 

Cosas del derecho a disentir, en este tema discrepo totalmente del candidato de mis preferencias, doctor Alejandro Gaviria.