1 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Contra la Paz: Caballito de batalla de la oposición

Claudia Posada


Por Claudia Posada 

El asunto de la paz en Colombia se convirtió en caballito de batalla para los opositores que han calificado el proceso, sus objetivos y estrategias, como algo despreciable. Se inventaron dos o tres frases sacadas de un guion en el que incluyen otras para esgrimir como argumento contra todo lo que no sea de su línea, “fuera de lo cual no hay salvación”. Volverlo trisas y echarle tierra a un proceso de enorme complejidad es el máximo placer de los amigos de la violencia. Porque quien no le camina a la paz es porque prefiere la violencia. Sectores que no van más allá de decir “Paz sí pero no así” tal parece que se consideran los únicos con derechos en Colombia, intimidan con dardos de veneno ideológico, posturas huecas y cascadas de insensateces.

Esta semana en Medellín, se llevó a cabo el Primer Encuentro Nacional de Ciudades por la Paz, señalado por sus organizadores como un intercambio de experiencias para contribuir al diálogo social y político con una agenda de discusión sobre los diferentes escenarios y desafíos que atraviesa el país en los asuntos de construcción de paz. Medellín, Cali y Bogotá compartieron sus iniciativas institucionales, propuestas restaurativas, procesos territoriales, redes de memoria e iniciativas de la sociedad civil con las que apuestan por la paz. Los análisis giraron alrededor de los temas: Paz Territorial Urbana, Paz Total, y Los Barrios para la Paz Integral. 

Al finalizar las jornadas de dos días, se presentó un manifiesto a manera de conclusiones en el que se recoge el interesante resultado de este el Primer Encuentro de Ciudades por la Paz;  significa entonces que por más que se ha querido enterrar el proceso de paz, y de manera particular pretender posicionar la Paz Total como un embeleco sin rumbo, por ahora queda el manifiesto como testimonio de la otra Colombia, la que quiere seguir adelante en nombre de las víctimas, en contra de creadores de conflictos enfrentando desafíos. En éste se abordan siete peticiones al Gobierno Nacional, y se le solicita darles a las ciudades la oportunidad de ser epicentros de la construcción de paz urbana, lo mismo que reconocer los avances logrados en varias de ellas al recordar iniciativas, procesos territoriales y proyectos civiles de paz y reconciliación, además del trabajo institucional en la implementación del Acuerdo de Paz.

Para aquellos que no ven en todo esfuerzo por la paz, en el proceso mismo del Acuerdo de Paz, en las dificultades sorteadas, en los tropiezos esquivados, en las zancadillas rehuidas, el Encuentro en Medellín y su Manifiesto es una mala noticia. Para nosotros en cambio, motivo suficiente para recobrar bríos que animen las buenas intenciones. “Este evento posibilitó la juntanza de universidades de Bogotá, Medellín y Cali que vienen haciendo propuestas, no solo desde los escritorios; además, una interlocución con diversas organizaciones sociales, comunitarias y ONG que están a la vanguardia de los procesos de construcción de paz y, sobre todo, de las experiencias de cómo los gobiernos locales venimos aportando a la implementación urbana del Acuerdo de Paz”, dicho por el secretario de la No-Violencia en la capital antioqueña,  Luis Eduardo Giraldo.

Después de realizar los tres paneles y los dos foros previstos,  las organizaciones participantes, instituciones y universidades, acordaron elevar las siete propuestas al Gobierno Nacional, enfocadas en conflictos generadores de violencia en la vida urbana, asumiendo una mayor consciencia del trasegar  en las ciudades; y que el capítulo sobre el Acuerdo de Paz en el Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026 incluya dar a las ciudades la posibilidad de incidir en la territorialización del acuerdo desde lo urbano. 

El miedo e incertidumbres que golpean las ilusiones y martillan en el corazón de muchos colombianos, crecen con las voces malintencionadas dirigidas precisamente a los que más sufren la indolencia de las clases dominantes. Es increíble cómo no se prevé que cada una de las provocaciones al mandatario son golpes al país e incentivos a la violencia. Si no se quiere trabajar por la paz, por lo menos no se le ataque. El conflicto armado no cesará mientras los generadores de violencia vean la falta de cohesión entre los ciudadanos.