19 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Cayeron las manufacturas, la construcción y el comercio

Javier hoyos

Por Javier Hoyos Arboleda

Según los organismos internacionales el crecimiento económico mundial en el 2023 fue inferior al de 2022. Sus proyecciones oscilaron entre un 2,6% (Banco Mundial), 2,9% (OCDE), y 3,1% (FMI).

Los estimativos para el 2024 y 2025 son similares a lo ocurrido el año pasado, por lo cual, no se espera un cambio importante en este frente.

En nuestro país el crecimiento económico fue perdiendo ritmo a lo largo del año. En el primer trimestre crecimos 2,9%, en el segundo, 0,1%, en el tercero, -0,6%, y en el cuarto, 0,3%.

El año 2023 termina con un crecimiento flojo del 0,6%, muy inferior al del 2022 cuando lo hizo al 7,5%, por debajo de los últimos estimativos que se tenían para el año e inferior al promedio de América Latina.

En el 2023, la demanda interna disminuyó 3,8%. El consumo final, creció 1,1% (el del gobierno 0,9% y el de los hogares 1,1%); la inversión cayó 24,8%; las exportaciones aumentaron 3,1%; y las importaciones, -14,7%.

Por sectores económicos, los más representativos disminuyeron: la industria manufacturera, -3,5%; la construcción, -4,2%; y el comercio en general, -2,8%. El sector agropecuario creció 1,8%; el sector minero, 2,6%; y el sector financiero, 7,9%, a pesar de la fuerte caída en las utilidades de este sector.

Varios factores explican esta fuerte desaceleración: el menor crecimiento mundial, el aumento en las tasas de interés, los fuertes cambios tributarios recientes, y la incertidumbre generada por las reformas del gobierno, las cuales afectaron la confianza y actuaron negativamente sobre la inversión.

Recuérdese que el gobierno señaló que no habría nuevas autorizaciones para explorar petróleo, restricciones al sector minero, inicialmente señaló que se acabarían las EPS, se busca marchitar los fondos de pensiones privados, y ha habido demoras en los procedimientos para el desarrollo de las energías alternativas y la infraestructura.

Además, los indicadores de seguridad muestran deterioro. Nada distinto podría esperarse del comportamiento de la inversión y de las afectaciones al consumo.

En el frente externo mejoraron las reservas internacionales, las remesas y el déficit comercial; cayeron de manera importante las importaciones al registrarse un menor crecimiento económico, y las exportaciones, por la fuerte caída de los precios en los productos básicos de exportación. En el 2023, tuvimos una revaluación del 20,5%, mientras que en el 2022 se había registrado una devaluación del 20,8%.

En el frente interno disminuyó la inflación, el déficit fiscal y el empleo se mantuvo relativamente bien, aunque, en los últimos meses del año ya se notó un deterior de los indicadores laborales, cuando se analizan los datos de manera desestacionalizada.

Para el 2024, según los analistas, la inflación cederá nuevamente y las tasas de interés seguirán disminuyendo, aunque no con la velocidad deseada.

El gobierno ha reconocido que el déficit fiscal volverá a ser superior al 5%, y vale anotar que hasta ahora no ha entregado el impacto fiscal de las principales reformas que lidera: laboral, pensional y de salud, y estamos seguros de que en muchos casos no están cuantificadas plenamente.

Además, preocupa el sinnúmero de subsidios anunciados por el gobierno por su impacto en el gasto.

En materia de crecimiento para el 2024, economistas e instituciones estiman que el aumento del PIB oscilará entre 0,8 y 1,8%.

La meta del gobierno es del 1,5%, por debajo incluso de las establecidas en el Plan de Desarrollo que era en promedio 2,4% anual, cifras preocupantes e insuficientes para avanzar en la reducción de la pobreza y aumentar el empleo.

Sin confianza y con incertidumbre será muy difícil recuperar la inversión. Focalizar recursos y acelerar su ejecución serán claves para mejorar el crecimiento. (Lea el boletín).