20 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Bonanzas petroleras en Suramérica

Jose Hilario Lopez

Por José Hilario López 

En Guyana en el año 2015 ExxonMobil probó reservas de petróleo costa afuera, las cuales hasta ahora ascienden a unos 11.000 millones de barriles, es decir, alrededor del 0,6% del total de las reservas mundiales. La producción comenzó hace tres años y se está acelerando, de tal manera que en el 2028 podría alcanzar los 1,2 millones de barriles diarios, una asombrosa bonanza para un pequeño país con sólo 800.000 habitantes.

En Brasil, Petrobras, la petrolera estatal, en 2006 descubrió uno de los mayores yacimientos petrolíferos del mundo, también costa afuera. La producción de los nuevos yacimientos pasó de 41.000 barriles diarios en 2010 a 2,2 millones en el 2022, transformando a Brasil en el octavo productor mundial de petróleo. Según Schreiner Parker de la consultora Rystad Energy, Brasil y Guyana pueden producir petróleo de forma rentable a 35 dólares el barril, menos de la mitad del precio actual del crudo en el mercado internacional. La cantidad de CO2 equivalente emitida por barril es de 10 kilogramos, frente a una media mundial de 26.

Argentina, a su vez, está aumentando la producción del gigantesco yacimiento de gas de esquisto (oil shale) de Vaca Muerta en la provincia de Nunquen, en su mayor parte por cuenta de la estatal petrolera argentina Yacimientos Petrolíferos Fiscales. Rystad Energyprevé que la producción de petróleo de esquisto en Argentina se duplique con creces para finales de la presente década, hasta superar el millón de barriles diarios. En estos momentos está por terminarse un gasoducto entre Vaca Muerta y la gran Buenos Aires.

Según un reciente informe de la Agencia Internacional de la Energía, la producción mundial de petróleo aumentará en 5,8 millones de barriles diarios de aquí a 2028. Alrededor de una cuarta parte de la oferta adicional procederá de Suramérica, revirtiendo el marcado descenso de la producción en la región. Sólo Argentina, Brasil y Guyanaaumentarán su producción, pero el resto de los países la disminuirá.

En contraste con estas bonanzas, la transición energética será un camino difícil para otros países latinoamericanos productores de petróleo, con empresas petroleras estatales ineficaces y con yacimientos de crudos de pobre calidad, entre los cuales se encuentran Ecuador y Venezuela, lamentablemente mal preparados para la transición energética.  Por otro aspecto, el Gobierno de México está malgastando miles de millones de dólares en consentir a Pemex, la incompetente empresa petrolera estatal; a esto se suma que los yacimientos mexicanos están envejeciendo a marchas forzadas. La producción mexicana alcanzó su punto máximo en 2004 y hoy se ha reducido aproximadamente a la mitad (1.785 barriles diarios en promedio en 2022). Esto no debería ser un problema mayor, ya que México tiene una economía potente y diversificada, con una sólida industria manufacturera, gracias a los acuerdos de libre comercio con Estados Unidos y Canadá.

Como lo he estado sosteniendo en anteriores columnas, la demanda mundial de petróleo alcanzará su punto máximo en las próximas décadas, a medida que vayan despegando alternativas energéticas más limpias. Aunque el petróleo seguirá siendo necesario a lo largo de la transición energética, para seguir siendo competitivo tendrá que producirse a bajo coste y con bajas emisiones de carbono.

Ahora miremos el caso colombiano, donde el petróleo representa más del 40% de las exportaciones. La cadena del petróleo, explotación-transporte-refinación y comercialización, representan el 3,3% del PIB y casi $7,5 billones de los ingresos fiscales nacionales y regionales. Nuestro país está en capacidad de desarrollar el gran potencial gasífero de la Costa Caribe, tanto en depósitos continentales como mar afuera; sin embargo, el gobierno del presidente Petro no sólo ha prohibido el fracking, sino que se niega a conceder nuevos contratos de exploración petrolera. Esto sucede cuando La Unidad de Planeación Minero-Energética (Upme) acaba de presentar a comentarios el Plan Energético Nacional, en que expone una serie de escenarios de oferta y demanda para petróleo y gas.

En dicho plan se analizan cuatro posibilidades de autosuficiencia en el abastecimiento de ambos energéticos. Para el caso con mayores posibilidades de comercialización, es decir, usando solo las propias reservas, el país tendría autosuficiencia en petróleo hasta 2027. Pero el caso más crítico es el del gas, para el cual el país perdería la capacidad de abastecer el mercado interno en 2024 (https://www.portafolio.co/economia/infraestructura/upme-presenta-plan-energetico-nacional-con-4-posibilidades-para-alcanzar-autosuficiencia-586104).

Confiemos que con la salida de la activista ambiental hasta esta semana ministra de Minas y Energía, el presidente Petro en su reemplazo acierte en un verdadero experto (a) del sector energético, capaz de aprovechar nuestras fortalezas, empezando por el gran potencial gasífero con que cuenta el país, para afrontar con éxito la transición energética, entre otras:

1). El gran potencial de energías renovables no convencionales (energía eólica y energía solar) de la Costa Caribe, en especial del Departamento de La Guajira, así como en otras regiones del interior del país; 2) La institucionalidad representada por Ecopetrol, junto con Petrobras, la empresa petrolera estatal más visionaria de América Latina en la planificación de la transición energética, que se ha estado diversificando durante los años recientes, como lo demuestra el hecho de que casi una cuarta parte de sus inversiones en el presente año se destinarán a la producción de hidrógeno, las energías renovables y la transmisión de electricidad.