1 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

El Jodario: Ibagué y Cali

Por Gustavo Alvarez Gardeazábal (foto)

La semana pasada dos ciudades colombianas, Ibagué y Cali, vivieron el embeleco del día sin carros ni motos, decretado por sus dos alcaldes, Guillermo Alfonso Martínez, médico, de la línea de izquierda del petrismo (fue su secretario de gobierno) y Maurice Armitage, fajardista de closet, empresario y propietario de dos grandes siderúrgicas. Ambos, pese a pensar y actuar tan distinto, coincidieron en que las dos capitales de departamento requerían esa purga en su movilidad.

 Por supuesto ambos creen con la ingenuidad con que caracterizan muchas de sus actuaciones como mandatarios, que prohibir la circulación de vehículos particulares por sus calles limpia y purifica el ambiente cuando, en verdad, no es sino un acto vengativo de los que antes llamaban pequeño burgueses.

Para Armitage y para Martínez sentir que así sea por un solo día al año impusieron el poder de lo público sobre lo privado, les compensa sus actuaciones controversiales. Y como en Cali el problema de la seguridad no han podido ni parece que podrán solucionarlo. Y en Ibagué el problema socio económico se evidencia ya con miles y miles de avisos de “se arrienda o se vende” en vidrieras y ventanas de casas y locales, una medida como la de prohibir los carros y motos opaca la trágica verdad de su fracaso como gobernantes al no poder afrontar los dos grandes conflictos sociales.

En el caso de Ibagué, los taxistas hicieron cosecha aunque las tarifas son las más baratas de Colombia. En el de Cali pudieron ver casi lleno el trasporte masivo MIO, que cada vez les gusta menos a los caleños y se acerca peligrosamente al punto de no retorno. Muchos habitantes de las dos ciudades pasaron incomodidades pero la vanidad de los dos embriones de dictador debe tenerlos absolutamente satisfechos creyéndose sus propias mentirillas.

@eljodario