@eljodario
Desde la semana pasada la reforma tributaria de Petro la estamos sintiendo todos los colombianos y las metidas de pata del gobernante, que trepan automáticamente al dólar, han hecho que muchos se vean imposibilitados de adquirir lo que tradicionalmente compraban.
Pero como resulta que las alverjas y las lentejas y los frÃjoles y los limones y, sobre todo, el maÃz con que se hacen las arepas y el trigo usado para fabricar todos los panes, son productos agrÃcolas importados, las arepas de 1.000 quedaron a 1.200, y el pan de 5.000 no lo subieron a 6.000 sino a 8.000. Pero como también le pusieron en la reforma el IVA o el impuesto de consumo a los hoteles y a los restaurantes y a los licores, y en especial a las gaseosas. Y como la gasolina de avión ha subido más aún que el 16.7 % del salario mÃnimo, los pasajes que se iban a comprar, se vuelven inabordables a muchos bolsillos y los paquetes turÃsticos, que le estaban dando de comer a tantos compatriotas, han pasado a ser gastos que no se harán sino cuando sobre una platica. Y obviamente la cascada de reducción del gasto y de empleos y de esperanzas aumentará hasta volverse polÃticamente peligrosa en un año electoral.
Por supuesto, cuando pagamos de más y comparamos mentalmente con el precio anterior, le echamos la culpa a Petro y a sus aceleres equivocados. Pero la responsabilidad realmente no es toda del manejo presidencial. Ella hay que repartirla también entre los congresistas/contratistas que le aprobaron la reforma y el ministro que la presentó y buena parte también al espÃritu ventajoso del comerciante que liquida el alza no al 19% del IVA o al 16.7 del mÃnimo sino al 20 porque le queda más fácil multiplicar.

Pero, aunque los amigos de Petro no lo crean, la multiplicación de frustración, impopularidad e incapacidad serán igual o el doble en 9 meses y aunque la derecha es incapaz de montar una primera lÃnea para protestar en la calle, los bolsillos vacÃos serán de todos y el castigo del voto irá contra los candidatos de Petro en las elecciones de octubre. Es inevitable.
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