4 noviembre, 2025

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

El dueño del balón es el mismo y no lo presta

Haga Click

Image Map

Claudia Posada

Por Claudia Posada 

Tal vez los colombianos más “tranquilos” con el resultado de este domingo son los que se resolvieron por el voto en blanco. Ganadores -con su candidato electo- al igual que de cierta manera los perdedores, coincidimos desde la misma noche de conocidos los resultados de la primera vuelta en lo indudable: sea quien fuere el nuevo mandatario entre los dos que pasaban a segunda vuelta, se encontraría una Colombia de ciudadanos sumamente perturbados por la incertidumbre que a todos nos toca de alguna manera; y en consecuencia, la reacción será peor a lo vivido en campaña. Pareciera que nos anclamos en el pasado desconociendo el presente para vivirlo lo mejor posible. Nos da miedo construir día a día un buen futuro para nuestro rico país, preocupados alimentando temores, o sintiéndolos, atravesando prejuicios, espantando oportunidades, recabando en la sordidez y los desatinos que impiden abrir la mente y el corazón. 

Teníamos que escoger entre el llamado “populista” –yéndole muy bien-, o el caracterizado (en el mejor de los casos) como demagogo. En todo caso a cualquiera de los dos lo esperaba la misma Colombia plagada de corruptos; algunos de estos fueron descubiertos por el “populista” y luego todos fueron amenazados de persecución sin tregua por el “demagogo”. La misma Colombia rica en tierras hermosas y fértiles, bañada en sangre y lágrimas de donde brota miseria y desazón; tierras extensas bajo el mismo Sol que a ninguno pueden negar y sin embargo algunos creen les pertenece también por obra y gracia de los votos ilusionados que conquistaron mientras mentían; es la Colombia que decimos amar, pero no respetamos: la arañamos, la violentamos, la martirizamos, la azotamos. 

Desde hoy Colombia es la misma: Maltratados enfrentados con los maltratadores; un equipo desbalanceado jugando bajo los ojos y movimientos de un árbitro atacado desde la mitad de las tribunas; los ayudantes, auxiliares y subdirectores vociferan y no se ponen de acuerdo. Las peleas son las mismas y los goles los hacen en el Congreso. Quejas van, demandas vienen; los medios tercian, se acomodan, y el país a oscuras. Habrá buenas intenciones, algunas malas voluntades y no faltarán las zancadillas. Nos lo merecemos, dirán unos; nos lo buscamos, pensarán otros; a los electores no nos escogen, elegimos: unos por conveniencia, otros por razonamiento. El dueño del balón es el mismo y no lo presta.