Nada más imprevisible que las encuestas. Prueba de ello es lo que le ha ocurrido en estos escasos seis meses en el poder al presidente Iván Duque, que en materia de favorabilidad y calificación de gestión ha vivido una verdadera montaña rusa.
Es evidente que el primero de sus ocho semestres en la Casa de Nariño ha tenido altibajos y, por lo mismo, en su caso no aplicó la tradición polÃtica aquella según la cual por lo hecho y no hecho en los primeros 100 dÃas de mandato se puede vislumbrar el tono y ritmo de todo el cuatrienio.
En el caso de Duque fue palpable que ese plazo de los 100 dÃas no fue el termómetro que se esperaba. Esto porque el Ejecutivo necesitó de un tiempo mayor para poder sentar las bases de su administración y comenzar a dar el timonazo prometido por quien llegó al poder en abierta oposición al saliente, sobre todo frente a la que fue la principal bandera de su antecesor: el Acuerdo de Paz con las Farc y la forma en que dicho pacto condicionó de manera trasversal la gestión en los últimos ocho años. (Lea el análisis).
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