
Hace tres años nos dijiste adiós. Tres años que hemos sentido muy duro tu ausencia, marcada aún más porque año y medio después se fue mamá SofÃa, tú lo sabes. Nunca le comentamos que tu vida se habÃa apagado, porque ella lo sabÃa. Y lo sabÃa porque nunca preguntó por ti, pese a que siempre se mantuvo en sus cabales…Â
Gustavo, tú sabes que todos tus hermanos, SofÃa Inés, Jairo León, Clara Cecilia, Victoria Eugenia, Jorge Iván, Olga Nancy, Mónica y Patricia hemos pasado vivos y repletos de vida, gracias a Dios, la durÃsima prueba del tenebroso Covid. Unos privilegiados de Dios y la Virgen. Encerraditos y aislados, pero ya tendremos la oportunidad de desquitarnos. ¡Dios mÃo si nos acordamos de ti y de mamá!Â
Todos tus cuñados, sobrinos y tus primos también muy bien. Tu sabes que tu hija Carolina y tu nietecita Emilia, a quien disfrutaste mucho antes de irte, se encuentran perfectas de salud. Y sabes que viene en camino tu otra nietecita Candelaria. Eso significa que estamos llenos de vida y alegrÃa, siempre pensando en mamá y en ti. Tú debes saber que Dora y Daniel van muy bien con el restaurante. Muy bien.
Los hijos de Pacho, Carlos Iván y Richard y sus hijos súper bien, felices porque Blanquita logró vencer al Covid. El viejo Tito, sabes que también se fue. De esos tÃos Uribe que tanto quisimos y aún añoramos no queda ni uno. Pero nos dejaron todas sus lecciones de trabajo, honradez, dignidad y afecto.
Tus recuerdos nos asaltan a cada momento, Gustavo. Siempre nos diste ejemplo de nobleza y de cariño, con esa sonrisa a flor de piel que solo se apagó cuando te quedaste dormido del todo.
Con los años nos vamos volviendo más nostálgicos y querendones. Por eso a veces nos tallan tanto tus recuerdos con tus silencios interminables, o al golpe de tus mejores canciones de despecho de Los Relicarios, de DarÃo Gómez, del Charrito Negro o de Luis Alberto Posada. O el sabor de tus inolvidables tortas, o de tus puteras, porque a veces te mandabas un geniecito…
Gustavo, hermano, qué rico saber que nuestros recuerdos siguen frescos, intactos y completicos, que te seguimos queriendo como al mejor de nuestros seres queridos y que el solo repaso de tu imagen bonachona nos convoca al amor y a la unión. Esa es la bendición de tenerte allá arriba con mamá. Gracias hermano por todo el amor que nos diste. Nos seguimos hablando.
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