
- El caso de Eduardo Pulgar es la punta del iceberg de la corrupción
- El excongresista es una pequeña muestra de uno de los peores males que aquejan al Congreso colombiano.
Por Esteban Salazar Giraldo*
De Razón Pública
Este 24 de junio la Sala Especial de Primera Instancia de la Corte Suprema de Justicia condenó al exsenador Eduardo Pulgar Daza a 58 meses y 25 días de prisión por los delitos de tráfico de influencias y cohecho por dar u ofrecer. Su condena no habría sido posible de no ser por los audios y las pruebas que publicó el periodista Daniel Coronell en cuatro de sus columnas de opinión.
Este caso involucra también al excónsul Luis Fernando Acosta Osio quien, de acuerdo con la investigación llevada a cabo por la Corte, se habría apoderado de la Universidad Metropolitana mediante sobornos y tráfico de influencias en el Ministerio de Educación. Todo indica que Pulgar no actuó solo y que el caso aún no ha sido resuelto por completo.
Otro asunto inconcluso concierne a los daños irreparables que sufrió Andrés Rodríguez, el exjuez que denunció que Pulgar le ofreció $200.000 millones para que fallara a favor de Luis Acosta Osio en el caso de la Universidad Metropolitana. Rodríguez tuvo que exiliarse tras ser víctima de dos atentados mientras estaba en el Programa de Protección para Víctimas y Testigos de la Fiscalía.
Aunque el caso de Pulgar ha recibido un enorme cubrimiento mediático, por supuesto él no es el primer congresista colombiano corrupto o criminal. (El informe).
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