Por William Fernando Yarce
En tiempos tan difíciles la Iglesia colombiana ha demostrado patéticamente su lejanía de La grey que debería guiar.
Su absoluta falta de compromiso con la realidad colombiana, sin ninguna preocupación por la realidad de un país que parece les es ajeno.
Cristo expulsó a los falsos sacerdotes.
Cristo fue duro con los falsos profetas.
Cristo predicó el amor.
Por encima de la violencia.
Cristo amó a los pobres, pero les propuso la parábola del grano de mostaza.
Los obispos colombianos parecen vivir en medio de una nube de incienso que no les permite ver la realidad.
Los pastores colombianos callan ante la realidad de un país que lucha por sobrevivir.
Es la Iglesia del silencio.
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