30 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Crónica # 57 del maestro Gardeazábal: El profeta de Microsoft

@eljodario

Bill Gates ha vuelto a hablar en el tono en el que cualquier ciudadano del planeta tierra lo confunde con un profeta o con un científico alarmado. Como hace 5 años dijo en una conferencia lo que le podía suceder al mundo donde nos llegara una pandemia como esta del corona virus que estamos soportando, muchos todavía lo acusan de haber sido el promotor de la peste y, como además, es el gran patrocinador económico de entidades tan sospechosas o contradictorias como la tal OMS o los laboratorios de Wuhan de donde dicen que se escapó el virus, su fama de malo ha ido en aumento y le va a quedar muy difícil hacérsela cambiar a la humanidad.

El viernes pasado, dotado de la luminosidad de ser no solamente el creador y dueño de Microsoft sino uno de los hombres más ricos del mundo, salió a decir que nos esperan días más difíciles. Que en los próximos 6 a 8 meses todas las noticias sobre la peste y su evolución van a ser negativas. Que como viene el encierro obligatorio del invierno en el hemisferio norte, el más poblado, es inevitable que el número de infectados crezca y que nuevamente muchos países se verán cortos en sus medidas de atención. Y como si todos esos anuncios no fueran muy pesimistas, los adorna como pastel de novias advirtiendo que está de acuerdo con el viejito Fauci y que antes de 18 meses el planeta no podrá recuperar su ritmo anterior. Pero, y lo enfatiza con simpleza de rico experimentado, los vuelos de pasajeros para negocios se reducirán definitivamente a la mitad y por lo menos el 30% de los trabajos de oficina ya no volverán. No dice nada del sector más afectado sin duda alguna, el del turismo y la hostelería. Y no parece pensar en lo que puede pasarle a Europa o a la misma Nueva York o la Florida sin turistas. En cambio, se muestra extrañado y compungido por la reacción de muchos ciudadanos de la tierra a usar el tapabocas y aunque le atribuye buena parte de la culpa a Trump, no deja de hacernos sospechar que se trata de un extraño fenómeno humano. Tan extraño como el de esclavitud sicológica que tanto su empresa Microsoft como Amazon y sus congéneres han contribuido a crear para enriquecerse mientras nos universalizan en metodologías post pandemia y nos injertan el algoritmo que nos controlará.

Escuche al maestro Gustavo Alvarez Gardeazábal.