15 octubre, 2025

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Elucubraciones: El poder político de los medios de comunicación.  

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Eduardo Aristizabal

Por Eduardo Aristizábal Peláez 

Durante los últimos años del siglo XX, en la década de los noventa y sobre todo a lo largo de estos veintiún años iniciales del siglo XXI, con la explosión de los medios de comunicación, convertidos en medios de comunicación masivos de alcance absoluto, el poder influenciador de éstos sobre la conciencia social de los diferentes pueblos en el mundo, es innegable. Es por ello que, ahora, los omnipresentes y omnipotentes mass media son capaces de definir, entre otras cosas, qué es el delito y quién lo comete, aunque por supuesto, sin importar si tales ‘definiciones’ se encuentran deformadas o distorsionadas; lo significativo está determinado por el público al que se dirige la comunicación informativa, generalmente un público ignorante en materia jurídica y todo ello al compás de intereses corporativos, económicos y políticos. 

No es un vicio nuevo, pues en los albores de la constitución del Tercer Reich alemán de Adolf Hitler, el uso de los medios de comunicación para “informar” a la sociedad fue empleado por el Estado nazi.  

El término informar, cuyo origen etimológico lo dice todo – del latín ‘in’, que significa ‘en’ o ‘con’; y, ‘formare’, que se identifica en el castellano con el verbo ‘formar’ -, implicó desde entonces ‘dar forma’ a la consciencia social, al espíritu del pueblo, lo que fue una cuestión palmaria durante el gobierno de Hitler. 

Basta recordar al Ministro de Propaganda Joseph Goebbels, por su recordado lema: “una mentira dicha mil veces se convierte en una verdad” y fue precisamente con esta proclama casi de nivel axiomático con la que se redescubrió, a fines del siglo pasado y durante los inicios del presente, el poder político y cultural de los medios de comunicación. 

Lo que está pasando actualmente es patético; basta simplemente repasar las páginas de los periódicos, el dial de AM y FM y los canales de televisión, uno de los tres principales medios de comunicación todavía importantes de la prensa masiva, los otros dos son la prensa y la radio, tiene un impacto psicológico profundo, tremendísimo y muy fuerte en la conciencia social de los seres humanos, además con resonancia virtual. 

La política, muy sutilmente, ha utilizado subliminalmente, los medios de comunicación para que desde los programas noticiosos se creen realidades paralelas, haciendo creer a la sociedad que el mundo se divide simplemente en dos bandos: el de los ‘buenos’ y el de los ‘malos’. 

La realidad es mucho más compleja que esta pobre reducción al bilateralismo ingenuo, pero como es la ‘realidad’ que se repite mañana, tarde y noche, es decir, “la mentira que se repite mil veces”, es la realidad que se convierte en una verdad por fuerza de la imposición mediática. El pueblo acepta esta realidad sin cuestionamiento porque está adormecido. 

Indudablemente los tres medios de comunicación más comunes van influyendo en la formación del pensamiento social, de la conciencia social, y es por eso que se convierte en un poder, con intereses personales, porque si se usara para educar a las masas, otra sería la historia de nuestros países, pero lamentablemente no es esto lo que sucede. 

Toda esta estructura ha terminado colocando a los medios de comunicación en la posición de siervos de la política y ya no se encuentran al servicio de la sociedad. Los medios se encuentran al servicio rentado de la política que proviene del Estado que está controlado por un partido de turno. Se trata, por tanto, de una renta partidaria. 

El problema es que esta forma de actuación de los medios se encuentra contrapuesta con el sistema democrático, pero es la realidad que estamos viviendo el día de hoy. Como periodistas somos conscientes de esta situación y la combatimos, para ponernos verdaderamente al servicio de la sociedad, como tiene que ser.