
Por Gabriel Zapata Correa
¿Qué busca el presidente Petro con esa actitud grotesca de atacar personalmente al mandatario de Estados Unidos Donald Trump? Porque lo viene haciendo en cadena, desde que no fue invitado a la posesión, acto que se cumplió el pasado 20 de enero.
Indudablemente que Petro busca convertirse en el líder del continente. Pero también es claro que no ha obtenido ni el apoyo de los gigantes de Brasil y México, cuyos presidentes Lula Da Silva y Claudia Sheinbaum han actuado como verdaderos estadistas y con una diplomacia sublime han manejado la misma situación de los migrantes con guantes de seda, aunque con firmeza la soberanía de sus países. La diplomacia tiene sus caminos, y para eso es.
En contraste, vale destacar que el único mandatario que ha salido a respaldar a Petro, ha sido su amigo el dictador, quien paradójicamente le acaba de doblar la cerviz al enviado de Donald Trump al Palacio de Miraflores Richard Grenell, y dejó en libertad a seis estadounidenses que se encontraban encarcelados en Venezuela. Su amigo el dictador, con quien ahora Petro pretende combatir en alianza a los elenos en el Catatumbo, a cuyos cabecillas el autócrata usurpador protege en su país. Pero parece que, frente a Estados Unidos, tanto Petro como el dictador su amigo, tienen intereses comunes.
«Es muy bueno tener a los rehenes de Venezuela de regreso en casa y, muy importante señalarlo, que Venezuela haya aceptado recibir en su país a todos los extranjeros ilegales de Venezuela que estaban acampados en EE.UU., incluyendo miembros de la banda del Tren de Aragua», escribió el mandatario Trump, a la vez que ratificó que ese contacto no significa reconocer la legitimidad del gobierno del dictador. Que en eso no cederá un ápice.
En cambio, el señor Gustavo Petro, aseguró este viernes que su par estadounidense, Donald Trump, defiende una «tesis fascista» al tratar como criminales a migrantes irregulares en Estados Unidos, en medio de una disputa diplomática por las deportaciones.
«La misma conciencia de Trump debería a llevar a que no se repitan los pasos (del fascismo) porque si repetimos la historia repetimos la conclusión de lo que fue ese episodio. Criminalizar un grupo poblacional es una tesis fascista», dijo el mandatario en una entrevista con la cadena Univisión.
«Esta actitud de criminalizar grupos poblacionales para lograr el aplauso de una mayoría poblacional es exactamente la misma que utilizó Hitler respecto a los judíos», añadió.
Se trata de la primera entrevista que da Petro tras la crisis diplomática que vivió el fin de semana Colombia con Estados Unidos, ante la decisión del presidente, que se dice izquierdista, de impedir la llegada de aviones militares estadounidenses con colombianos deportados.
«Él, (Trump) me califica de socialista, yo prefiero ser socialista que fascista», insistió Petro, luego de ser cuestionado sobre si estaba comparando a Trump con Adolf Hitler.
El choque por las deportaciones tensionó las relaciones entre países tradicionalmente aliados. Petro sostiene que no recibirá a sus connacionales si Estados Unidos los envía esposados y les da trato de criminales.
Luego la Casa Blanca informó que había levantado las sanciones debido a que el gobierno de Petro aceptó sus condiciones de deportaciones, pero Petro volvió a insistir este viernes que se niega a recibir a los deportados en las condiciones que impone Estados Unidos.
«El señor Trump en sus discursos dice, le he escuchado, que todo migrante es un delincuente. Ha criminalizado un grupo poblacional. Esa es una concepción fascista», insistió.
La posición del presidente Trump frente al gobierno de Petro, expresa manifiestamente con el secretario del Departamento de Estado, Marco Rubio, es radical y tajante, a la vez que reconoció que el mandatario colombiano demoró menos de una hora para rectificar su posición de la madrugada del domingo ante las migraciones.
¿Vale insistir, qué busca Petro? ¿Cómo y por qué decidió cambiar 180 grados de posición en media hora de esa madrugada? A las 3 de la mañana decía recibir con bandera a los migrantes y luego dio la contraorden de la entrada de los aviones militares de Estados Unidos cuando ya estaban volando.
Y horas después de burlaría de quienes ponían en duda que estuviera cuerdo, porque según él, estaban confundiendo la borrachera con la dignidad. Pero Petro, en medio de su incoherencia tan patética como esquizofrénica, tampoco fue capaz de explicar por qué guardó silencio frente a los miles de deportados que envió Bien en las mismas condiciones durante su gobierno.
Solo si Petro se realizara un examen médico podríamos creerle que está en condiciones de orientar bien al país, y no de mantenernos en semejante pesadilla diaria que estamos viviendo.
Está claro que Petro busca aislar a Colombia, como para confirmar lo que siempre se dijo cuando llegó a la presidencia: que muy pronto nos pareceríamos a Venezuela. Y a fe que lo está logrando. Pero, qué pesadilla es Petro
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