25 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

¿Y dónde quedaría el CAI?

Por Jairo Alberto Pérez Duque

Médico-Anestesiólogo.

Me asalta una duda enorme cuando desde los entes oficiales, empezando por la gobernación de Antioquia y seguido por el apoyo inmediato de la alcaldía de Medellin plantean abiertamente y a la ciudadanía en general, la propuesta de «…quitar las rejas y los muros de las universidades Antioquia, Nacional y el Instituto Tecnológico Metropilitano».

Recuerdo inmediatamente un aforismo que le oía a mi abuelo cuando salía al paso frente a cualquier propuesta, sentenciando mordazmente, decía: «…mijo las cosas se reciben dependiendo de donde vengan».

En primera instancia la propuesta no es solo llamativa, sino, podría uno pensar que es obvia, en tanto que esos centros educativos si ofician como UNIVERSIDADES y más por su caracter de oficiales y públicos no sólo harían parte del paisaje de ciudad, sino, que son la ciudad misma, pues en ellas al contrario de otros centros educativos que posan de «universidades» si confluyen todas las condiciones propias de una sociedad y más como la nuestra con su variopinta presentación.

Con beneficio de inventario y amparado en el artículo 83 de la Constitución Política de Colombia  -la buena fe-  voy a suponer que en esta propuesta reina el beneficio para la ciudad en su conjunto y por tanto: vías, auditorios, remodelaciones, mejor-estar para el ciudadano sea o no estudiante universitario, sino, simplemente ciudadano, será la meta propuesta por los gobernantes de turno.

Pero tengo mis dudas que la búsqueda sea un integración universidad-ciudad. Con respecto a la parte de universidad me pregunto sobre la calidad y cantidad en la  inversión que  se ha realizado por parte de los gobernantes en estas instituciones universitarias de carácter público, lo digo desde la duda, pues el sentir de directivas, estudiantado y ciudadanía apuntan a mostrar el déficit crónico que siempre se ha manejado con la educación pública con disminución de cupos, becas, acceso al llamado bienestar universitario, investigación, no incremento de la planta profesoral escalafonada,  y demás ítems propios de la educación de corte universitario y de carácter público, tengo mis dudas…

Pero como la integración es universidad-ciudad, el segundo elemento en este binomio toma un giro por lo menos curioso, al ser parte de la ciudad y «sin rejas ni muros» queda totalmente condicionada al código de policia y este a su vez en línea directa con el alcalde y de paso con el señor gobernador, serán ellos quienes definirán los cómos del tránsito, ventas ambulantes, paraderos de buses, horas de estadía, usos y permisos de los predios y vías, en resumen tendrán el control total sobre el deambular en las áreas otrora llamadas campus universitario.

Permítanme un escenario hipotético: semana universitaria para celebrar por ejemplo, el cumpleaños de fundación de alguna de ellas y por ser tan variopintos en su conformación de universo las arriba mencionadas universidades,  los jóvenes estudiantes deciden una representación totalmente artística de la efeméride,  pero  -siempre hay un pero-  dicha representación  -repito artística-  requiere el uso de las vías de la ciudad que se encuentran al «interior» del otrora llamado campus universitario, como dicha verbena requiere la utilización de las vías públicas de la ciudad,  el burgomaestre de turno puede en razón de su autoridad argumentar que se está creando un caos vehicular, para citar un ejemplo simple y, de ese modo daría la orden a quien corresponda para que no se obstaculice el flujo vehicular y la ciudad pueda fluir rauda y sin complicaciones.

Otra lectura es que en tanto hace parte de la ciudad, debe de tener el visto bueno previo de las autoridades para su ejecución y en  ese orden de ideas cualquier actividad que genere impacto sobre la ciudad deberá tener la aprobación del gobernante de turno.

Logran con el planteamiento sofista de integración universidad-ciudad el control del qué hacer cotidiano de la universidad pública y de paso ya no tendrán que mantener policía en las afueras de la universidad que fue la orden del ex alcalde y ex gobernador Luis Alfredo Ramos Botero, ya estarán «dentro» de la universidad en tanto que la universidad es ciudad.

Creo que el único problema que discutirán los encargados oficiales de tomar esta determinación seria, que tan cerca o lejos de la rectorías deberían de colocar los tres nuevos CAI de la policía nacional con los que se contará de acuerdo a la nueva integración universidad-ciudad.