28 marzo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

¿Y ahora quién podrá defendernos?

La Policía Nacional de Colombia no puede quedarse de brazos cruzados ante hechos como lo del Caguán. Su deber constitucional es asegurar que vivamos en paz

Por Mauricio Tobón 

“La Policía Nacional es un cuerpo armado permanente de naturaleza civil, a cargo de la Nación, cuyo fin primordial es el mantenimiento de las condiciones necesarias para el ejercicio de los derechos y libertades públicas, y para asegurar que los habitantes de Colombia convivan en paz”.

Las 46 palabras anteriores hacen parte del artículo 218 de nuestra Constitución, el cual establece de manera simple y directa el objetivo por el cual existe la Policía Nacional, la Policía de los colombianos.

¿Creen ustedes que esta institución, que en 2023 cumple 132 años, está honrando sus funciones?

Si nos vamos a mirar los acontecimientos de los últimos meses en el país, la respuesta es no, lo cual es muy grave y nos arroja una alerta que no podemos dejar pasar desapercibida.

Cada colombiano debe hoy exigir una actuación contundente del Estado frente a los acontecimientos de los que somos testigos a diario en diferentes lugares del país. Son terribles las imágenes que vemos en los medios de comunicación de minorías que no saben protestar y consideran que la violencia es la salida. Entrar a las malas a la Alcaldía de Medellín y ocasionar destrozos, quemar la Alcaldía de Caucasia o secuestrar y asesinar Policías en San Vicente del Caguán.

Sin ninguna duda, la mayoría de los colombianos hoy nos encontramos en un absoluto estado de vulnerabilidad frente a estas minorías. No niego que todos tienen derecho a querer que sus condiciones mejoren, pero la protesta no puede estar basada en la violencia, esa misma que desde hace más de 70 años padece el país y que tantas vidas ha silenciado.

La Policía Nacional de Colombia no puede quedarse de brazos cruzados ante estos hechos. Su deber constitucional es asegurar que vivamos en paz. Y tiene que actuar independientemente de la política. La respuesta ante los violentos debe ser contundente, al margen de lo que digan en los escritorios de quienes nos gobiernan, que siguen estando absolutamente alejados de la realidad social del país.

Esta columna es un llamado a la Policía Nacional, una institución que respeto profundamente, a que haga lo que tiene que hacer. Es un llamado de un ciudadano que paga impuestos y que espera que estos sean bien invertidos, entre otras cosas, en más seguridad, en más dotación para la Fuerza Pública, en más tecnología. Y esto debe ir de la mano de un acompañamiento del gobierno y de órdenes claras para combatir a los violentos, vengan de donde vengan y sea cual sea su objetivo.

No obstante, habría que ser muy ciegos para no ver que la posición del gobierno es aquella que le permite llevar a cabo la transformación de la Policía, pues no podemos olvidar que en campaña y en medio de las protestas que promovieron, plantearon una reingeniería total a la institución. Es por ello que en el Plan de Desarrollo dejaron plasmada la reformulación de la Policía (la podrán cambiar toda) y su traslado al Ministerio de Justicia.

En resumen: no estamos ante un panorama muy alentador. Minorías protestando con violencia, inacción de la Fuerza Pública, un gobierno enredado y creyendo que por Twitter puede solucionar el miedo de la población y el resto de los colombianos viendo como todo por lo que hemos luchado se va diluyendo de a poco.

No podemos quedarnos quietos, recuerden que en cada uno de nosotros está la posibilidad de transformar nuestro entorno.