18 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Wbeimar Muñoz C., hizo entender el juego

rdbarrientosg@gmail.com

Por Rubén Darío Barrientos G. 

Si usted amable lector, quiere solo leer los primeros renglones de esta columna, recuerde que la quintaescencia de Wbeimar Muñoz Ceballos, tuvo el sello de ser un comentarista que, a través de la palabra, ayudó a entender el juego. Pero si quiere proseguir la lectura, aquí encontrará renglones de un ser que siempre profesó un gran respeto por los oyentes y que acuñó esta frase para los jóvenes periodistas deportivos: “Nunca se acuesten sin aprender algo nuevo”.

Pocos tan preparados y expertos intelectual y académicamente como Wbeimar. Realizó un curso de director técnico de fútbol en Buenos Aires, Argentina, al que le sumó los de Chile y España (que fueron tres: Federación Chilena de Fútbol, el de táctica y el de profesional de fútbol). Todo esto lo hizo generosamente para transmitirles a los oyentes un concepto autorizado y pedagógico, no para la vanagloria. Siempre sintió esto como un deber. 

Con varias décadas de carrera profesional, creó la marca emblemática de “Wbeimar lo dice” y esparció un lema filosofal: “Con los ojos en la cancha y el corazón en los oyentes”. Su sensibilidad, ha estado matizada de su fervor por la lectura. Como pocos. De valluno (natural de Sevilla), casi nada aparenta. Aterrizó un día en esta plaza y desde 1960 llegó a Caracol. Su trípode histórico se mece entre: narrador, comentarista y cronista deportivo. Llegó a la radio por el prurito de aquistar nuevos conocimientos, combinando tertulias literarias, su afinidad por el piano, libretos y programas musicales.    

Wbeimar siempre ha añorado, la producción educativa y formadora de la radio de antaño. Terminó como periodista independiente (concesionario de espacios) y tuvo un susto de salud en 2006, para retirar unos aneurismas: “Buena hierba, no muere”. Siempre quiso ser abogado, cantante de música lírica y radicarse en París.

Ha conocido casi 120 países, cubriendo mundiales y estelares eventos deportivos y no oculta su fruición por escuchar música. Oír opinando a Wbeimar es aprender, es dibujar la estrategia de un técnico y es reflejar lo que está pasando en el gramado, sin pagar boleta.

Ya no vale la pena recordar que Wbeimar en 1962, víctima de un atraco, sufrió afectación en la garganta y por este insuceso aterrizó en el comentario deportivo. Yo aseguraría que no hay en Colombia un comentarista con más pergaminos. Llegó a la televisión y fue el mismo opinador de calibre. Su condición es nacional e internacional. Respetado y respetable, pudo llegar a Bogot,á pero no quiso. Allí esquivó gajos de laurel. Enhiesto en el comentario, no sabía de aguas tibias. Tiene talento y talante.

Inteligente y dicaz, comentarista o narrador que no pasara por su programa no recibía el bautizo radial. Todos querían estar a su sombra para aprender. Ha sido una voz libre y como lo dijo Julio César Rodas, hace trece años: “Wbeimar es un ícono del deporte, un qurendón de Antioquia, un enamorado de la vida y un gran hombre”.

Cuando muchos comentaban el fútbol cacareando las escenas pueriles de la cancha, Wbeimar nos hacía la radiografía del partido: cómo estaban los equipos parados, cómo se desarrollaba el juego, los errores y aciertos de ambos bandos, por qué deberían hacerse cambios, los vacíos de una carente fundamentación, los elogios a los aciertos y las críticas constructivas para los yerros. Un compendio de fútbol a la carta, para entender el choque. Un técnico en el micrófono, compartiéndonos conceptos que nos indicaran el devenir de una liza futbolística.

Wbeimar, será irremplazable. El más grande y el que mejor estaba dotado para transmitir imágenes en un gramado. El que tiene en su magín la historia del fútbol y de la ciudad, de la cultura, de la zarzuela, de la onda musical, de las cosas interesantes. Gracias maestro, por darnos tanto y por hacernos vivir el deporte. Por enseñarnos a los legos, que aprendimos a conceptuar copiando la visión que nos entregabas y que difundías sin egoísmos. 

Los que siempre te seguimos, encomiamos y encontramos en tu figura cimera un referente, padecemos de orfandad de opinión. ¡Loor maestro Wbeimar!