23 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Vistazo a los hechos: Rodolfo nos engañó a 10 millones 580 mil 399 votantes

Gabriel zapata

Por Gabriel Zapata Correa 

“Empezó el cambio”. Con esta frase emocionada, el candidato derrotado a la presidencia Rodolfo Hernández, acompañó la foto en su cuenta de Twitter, en la cual aparece fundido en un fraternal abrazo con el aspirante ganador. 

Nada de malo. Generosidad exagerada, cortesía, gallardía con el triunfador, caballerosidad, respeto ante el triunfador, grandeza frente a la Constitución. 

Lo que sea, menos respeto con los 10 millones 580 mil 399 electores que confiamos en su palabra, en sus propuestas, y en su berraquera de santandereano para enfrentar a un contrincante que acudió al “todo se vale” para eliminar a todos sus rivales, y salió airoso. 

Me siento con la autoridad moral y con toda la capacidad para hablar por decenas de millones de colombianos que confiábamos en un señor llamado Rodolfo Hernández, que no conocíamos, que no vino a Antioquia más de tres veces, que nos dio la palabra y que, como cualquier politiquero de turno, nos prometió el oro y el moro y finalmente nos dejó tirados. Así lo hacían y lo hacen los politiqueros tradicionales a quienes Rodolfo tanto criticó y atacó para recogernos a los incautos, ingenuos que salimos a votar por él.  

Bastó un abrazo, que no tiene nada de malo, para cancelar de tajo cualquier polémica con la otra orilla de la contienda política. Pero en el contexto de sus reacciones, tampoco se entendió que saliera a desautorizar cualquier reclamación ante la Registraduría, pese a todas las irregularidades denunciadas y comprobadas que se presentaron en las jornadas electorales que se presentaron antes de la segunda vuelta presidencial. 

Es como si un futbolista pierde un partido y se mete de una al camerino del ganador a darle un abrazo, sin hacer la catarsis ni haber derramado una lágrima por la derrota.   

Muy frustrados nos sentimos quienes votamos por Rodolfo Hernández, porque además nos dimos cuenta que su discurso contra la corrupción era pura carreta, y que lo asquerosos “Petrovideos” también le resbalaron como al ganador. 

Para quienes perdimos en la segunda vuelta presidencial, Rodolfo significaba la figura de la oposición, tan necesaria en cualquier sistema democrático, para equilibrar la balanza del poder, especialmente en el Congreso.  

Porque si bien el presidente electo ganó por 700 mil votos, los 10 millones 580 mil 399 votos de Rodolfo somos la demostración de que casi la mitad de los electores no estábamos de acuerdo con la propuesta ganadora. 

¿Y como Rodolfo nos dejó tirados, y se entregó en un exagerado abrazo fraternal a su contendor ganador, a nosotros quién podrá defendernos? 

La lectura política de la inclinación de la cerviz de Rodolfo ante el ganador y presidente electo, es que lo hizo al mismo tiempo o antes que los partidos políticos que fueron rechazados en las urnas por el pueblo… Y Rodolfo Hernández resultó peor que los politiqueros que él tanto criticó. 

No rechazamos ni criticamos la convocatoria a un gran acuerdo nacional, para que el país salga del atolladero en que estamos. Pero un rival en unas elecciones no se entrega con un abrazo, ni se olvida que 10 millones 580 mil 399 personas, de carne y hueso, lo siguieron porque tenían en él unas esperanzas fundadas en un discurso y en unas propuestas claras y concisas. 

Tremendo fiasco nos llevamos quienes votamos por este señor, a quien en realidad poco le importábamos quienes decidimos jugárnosla con él. 

El Centro Democrático es el único partido que ha quedado en la oposición, con una votación gaseosa difícil de calcular y una representación minoritaria en el Congreso, y el excandidato Federico Gutiérrez. Pero los que votamos por un señor Rodolfo Hernández, con más de 10 millones de votos, a quien le dimos un cheque en blanco, quedamos en la olla, abandonados, sin quien levante una voz por nosotros. Y para decir la verdad, quedamos a la deriva y a merced de la buena fe del ganador. 

Pero qué fiasco y qué engaño nos resultó este señor Rodolfo Hernández. La verdad, que nunca lo alcanzamos a conocer, y lo único que podemos decir, después de tanto trajín en la política, es que nos sentimos engañados.  

Ojalá que al presidente electo Gustavo Petro le vaya muy bien, para que nos reivindique a quienes votamos por este paquete.