19 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Vistazo a los hechos: Responsabilidad social y creatividad empresarial

Gabriel zapata

Por Gabriel Zapata Correa

Colombia se enfrenta en esta grave coyuntura de emergencia sanitaria por el coronavirus o Covid-19, a una de sus peores crisis social y económica y sin duda al más grande reto en toda su historia: Reinventar el país.

Los últimos datos del DANE sobre el desempleo, en lugar de convocar al pesimismo y al derrotismo sin remedio, nos deben llevar a ciudadanos y empresarios a tomar decisiones muy claras.

Aunque obviamente no podemos ocultar el sol con las manos, ni esconder la cabeza como el avestruz para no ver los problemas, el informe del DANE nos  muestra una realidad inocultable.

El desempleo en Colombia subió durante el mes de abril de 2020 a 19,8%, frente al indicador del mismo periodo del año pasado, que fue del 10,3%.

Pero lo más grave de este indicador es que se refiere al primer mes de cuarentena total, mal presagio frente a los meses que se vienen, en los cuales ya se va a resentir el golpe a las empresas y en consecuencia al empleo.

Ya en una semana de cuarentena del mes de marzo, el desempleo había subido al 12,6%, como un aviso de lo que se vendría en las semanas posteriores del mes de abril. Fíjense que en las 13 principales ciudades del país y sus áreas metropolitanas la tasa de desempleo se fijó en el 23,5. Para el interés más cercano, el DANE cree que en solo Medellín se han perdido algo más de 350 mil empleos.

La tasa de ocupación nacional en abril de 2020 bajó desde 55,8% hasta 41,6%, mientras que la tasa general de participación bajó desde 62,2% hasta 51,8%.

El director del Dane, Juan Daniel Oviedo, explicó que en el mes de abril, la población ocupada llegó a 16,5 millones, 5,3 millones menos que en el mismo mes de 2019, cuando la población ocupada era de 21,8 millones.

Los sectores de la industria y la producción más afectados son construcción, manufactura, comercio y reparación de vehículos y actividades artísticas.

Pero hay otros renglones que sufren también directamente los efectos de la pandemia del coronavirus, como por ejemplo los dueños de los restaurantes y de los bares, muchos de ellos en alto riesgo de desaparecer, y cuyos empleos no se recuperarán ni en el corto ni en el mediano plazo.

El Gobierno nacional estima que se han perdido 5 millones 300 mil empleos, y que la población inactiva se incrementó de 14,8 millones a 19,1 millones, de los cuales 8,5 millones están en las 13 principales ciudades del país y sus áreas metropolitanas.

El director del DANE dice que “Casi dos terceras partes de esa población desocupada se ubican en 13 ciudades principales y áreas metropolitanas. La zona urbana es la más afectada por las medidas sociales para reducir la movilidad de las personas y así garantizar la vida y la salud de los ciudadanos”, dijo Oviedo.

Esta es la cruda realidad y seríamos obtusos si insistiéramos en negarla.

Pero se necesita el liderazgo de la clase empresarial para buscar soluciones creativas, y mitigar el impacto de las consecuencias económicas de esta crisis. No nos podemos quedar en el desastre. Tenemos empresas sólidas y hay varios sectores que les está yendo bien. La construcción, por ejemplo ha comenzado a reactivarse, al igual que el comercio, que en Medellín entrará mucho más fuerte a partir del lunes. Fenalco informa que en Medellín se reportó la reapertura de 38 mil negocios esta semana.

Pero frente al impulso empresarial y a la necesidad de ir reabriendo el país, y la urgencia de tratar de recuperar el mayor número posible de los empleos perdidos, es necesario respaldar las medidas del Gobierno del presidente Duque, quien ha sido muy claro en que no existe dicotomía entre proteger la salud de los colombianos, y reactivar la economía. La conclusión es clara: Sin economía no puede haber salud.

En este sentido, los empresarios tienen que pellizcarse. Esa es la verdad. Colombia es uno de los países donde hay mayor concentración de la riqueza, en manos del 5% o 6% de las personas.

Y si los empresarios empujan, la ciudadanía tiene que poner su cuota de responsabilidad: lavarse las manos, uso obligatorio del tapabocas y la distancia social. Porque la gran verdad es que el Covid-19 llegó para quedarse, y no nos podemos morir del pesimismo.