29 marzo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Vistazo a los hechos: ¿Quién desenreda al Gobierno de Petro? 

Gabriel zapata

Por Gabriel Zapata Correa 

Los colombianos nunca tuvimos la oportunidad de conocer de primera mano todo lo que sucedió ese 3 de marzo, con el secuestro de 78 agentes por parte de la autorizada “Guardia Campesina”, que concluyó con el asesinato de un intendente degollado, y de un agricultor, hasta que abrió la boca el director general de la policía Henry Sanabria. 

Por la investidura de este alto jerarca de la Policía es imposible no creerle. Este episodio, por el alcance de las revelaciones, tiene en aprietos a los ministros del Interior, Alfonso Prada, y al de Defensa Iván Velásquez, y dejó al gobierno en los entretelones de la mentira y el engaño ante todos los colombianos, que ahora vemos el desparpajo como estos funcionarios de elevadísimo rango se acusan públicamente, cual verduleras agarradas en la calle. 

La radiografía de este episodio es la mejor muestra de lo enredado en que está el Gobierno de Petro, a quien no le sale ni una. 

La máxima voz de la policía, su director general, les dijo a los colombianos que, en esa toma de Los Pozos en San Vicente del Caguán, la “Guardia Campesina” obligó al ministro del Interior, Alfonso Prada, a cambiar la palabra secuestro por retención, y dijo que el alto funcionario “se canjeó por los policías”. 

Como era de esperarse, el ministro Prada salió a rectificar al director de la Policía, y casi al unísono el titular del despacho de la Defensa, Iván Velásquez. Y como si fuera poco en estos hechos, un juez penal militar ordenó la captura del comandante de la Policía del Caquetá, por supuesta omisión en el secuestro de los 78 policías. Pero nada se sabe de los responsables del asesinato del intendente y del agricultor, y menos de quiénes incendiaron las instalaciones petroleras de la empresa Emerald Energy, que en numerosas comunicaciones le había advertido al gobierno lo que iba a suceder.  

Parece todo prefabricado con la complicidad del gobierno, para legitimar a la “Guardia Campesina” que tenía uniformes listos para más de seis mil de sus integrantes. 

Estas intimidades de un episodio que parecía muy oscuro, nos demuestran que el gobierno anda manga por hombro, y que sus altos funcionarios no están hablando el mismo lenguaje. Ahora, surge una pregunta obvia: ¿estas revelaciones le costarán el cargo al director de la Policía?  

Pero hubo otro este hecho al finalizar la semana que traspasó las fronteras internacionales. El embajador de Colombia en México, Moisés Ninco Daza, le propuso este jueves al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, que dialogue con los carteles del narcotráfico para lograr la pacificación del país. 

Luego de una reunión con empresarios en el estado de Michoacán, el diplomático les dijo que “no hay otra opción”, pues en Colombia, el presidente Gustavo Petro tuvo que pactar con más de 10 organizaciones criminales. 

“Nosotros estamos encargándonos de nuestros grupos, yo espero que en ese mismo sentido…, el Gobierno de México está haciendo sus esfuerzos también y lo que vamos a hacer es articular esos esfuerzos”, puntualizó 

“¡No hay otra opción!, porque tenemos problemas que ponen en riesgo la existencia de la humanidad, como la crisis climática, la guerra, el narcotráfico y la criminalidad”, agregó. 

Es un exabrupto que un embajador se inmiscuya en asuntos internos de otro país, con seguridad, sin autorización de la Cancillería.  

Pero este embajador, cuyo nombramiento está demandado por no cumplir con unos requisitos elementales, lanzó otra frase no menos polémica: “Colombia viene de tirar la toalla y someterse a estos grupos a través de gobiernos que coadyuvaron al narcoestado. México, también […] Y no lo digo yo, sino la sentencia de un Tribunal Mayor (por el caso de Genaro García Luna en Estados Unidos). Nosotros estamos cambiando”, argumentó. 

Como era de esperarse, el presidente mexicano desestimó categóricamente la propuesta inoportuna del embajador colombiano. Durante su conferencia matutina, López Obrador desestimó la propuesta: 

“El presidente Petro es un gran presidente, es compañero, amigo. Nosotros llevamos muy buenas relaciones con ellos, pero, él lo sabe (…). No se pueden extrapolar experiencias”, aseguró López Obrad, “son circunstancias distintas”. 

No entendemos los colombianos qué pasa con el gobierno de Petro. Por un lado, algunos de sus ministros generan desconcierto e incertidumbre a nivel nacional e internacional, y por otro, varios de sus altos funcionarios caen en enormes contradicciones frente a hechos tan graves como los del San Vicente del Caguán, que envían el inaceptable mensaje que nos están gobernando con la mentira y el engaño. 

Frente este episodio, y del embajador, ¿en qué queda la palabra del presidente Petro, y de sus ministros? ¿Se le puede creer a un gobierno que se enreda en sus propias falacias?