29 marzo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Vistazo a los hechos: ¿Qué dicen empresarios y políticos sobre el informe de Hidroituango? 

Gabriel zapata

Por Gabriel Zapata Correa

El informe de la firma Pöyry sobre el proyecto Hidroituango nos aterriza en una gran realidad sobre la cual han querido pronunciarse muy pocas de las entidades o personas directamente implicadas en su presente y su futuro. 

Lo más importante, antes de hablar sobre las verdades y las implicaciones de este informe, es despojarnos de cualquier tinte o intención política, porque debemos anteponer, por encima de todo, la protección y los intereses de las comunidades que viven aguas abajo del proyecto Hidroituango. 

Y este es el punto sobre el cual el informe de la firma Pöyry pone el dedo en la llaga. 

Pero antes de entrar en la cruda verdad, es justo reconocer que el estudio surgió desde junio de 2018, por una exigencia de la Agencia Nacional de Licencias Ambientales. Y EPM, como responsable del proyecto Hidroituango, contrató a la consultora chilena Pöyry y anunció que el dictamen se estaría conociendo a finales de 2019, pero su entrega fue postergada varias semanas. Y también hay que reconocer que el informe fue radicado ante la Anla el pasado 29 de diciembre y su difusión o comunicación quedó a discreción de esta entidad, que le puso el sello de confidencial. Por lo tanto, no estaba en las manos de EPM difundirlo. 

En este informe científico de 432 páginas, la firma Pöyry, reconoce de entrada que quienes estaban al mando de EPM, en esa época, nos salvaron de una catástrofe. Y en este punto hace un gran reconocimiento a la manera como se manejó la emergencia de abril de 2018: “La contingencia […] podría haber resultado en una catástrofe nacional. Afortunadamente, y debido a la rápida respuesta de los profesionales a cargo, se logró evitar la rotura de la presa, que podría resultar en la pérdida total del proyecto, acompañado con inundaciones desastrosas en el valle del río Cauca y en la llanura del Caribe”. 

Pero hay unos puntos de este informe que merecen la atención prioritaria, porque pese a que es prudente, sostiene que Hidroituango es “técnicamente” recuperable si se maneja con criterios técnicos y responsables, para que no conduzcan el proyecto a un desastre. 

Aunque es oportuno reconocer la prudencia de la firma Pöyry en el manejo de sus análisis, seguramente para no crear pánico en las comunidades que pueden resultar afectadas en un caso fortuito, el informe es categórico cuando se refiere a los riesgos. 

No es el momento de irnos por las ramas en falsas prudencias, cuando estamos hablando de unos altísimos riesgos, cuya forma definitiva de evitarlos está en las manos únicamente de EPM, con criterios técnicos y responsables. 

El informe dice que “La exposición del proyecto a riesgos catastróficos ha aumentado en varios aspectos importantes, en comparación con su diseño original”. Y dice específicamente que la única forma de reducir el riesgo es que la construcción del proyecto continúe avanzando y que entren en operación las ocho turbinas generadoras de energía. 

Eso es muy claro, y lo han explicado diferentes expertos, que la exclusiva forma de reducir riesgos es bajar el nivel del embalse, para no depender del vertedero, cuyos diseño y estructura no están en condiciones de soportar esta descarga de agua por tanto tiempo. 

En otras palabras, la firma Pöyry recomienda avanzar en el proyecto, terminarlo y ponerlo en operación cuando antes, con el fin de evitar posibles desastres ambientales y sociales irreparables. 

Este solo argumento, sólido e irrefutable, echa por tierra cualquier intención de EPM de cambiar a los contratistas, pues el gerente Carrillo anunció que en febrero se abrirá una nueva licitación. Eso, en otras palabras, significa cambiar a las empresas que nos salvaron de una catástrofe. 

¿Cuáles son los intereses que se están moviendo por debajo de todo esto? ¿Qué está pensando el alcalde Quintero, si es más importante satisfacer su odio y sus deseos de venganza contra estas empresas, que eliminar cualquier grado de riesgo sobre las comunidades aledañas al proyecto? 

Pero hay otro punto muy importante. ¿Por qué la empresa privada, los gremios, las entidades públicas que deben velar por los intereses de la comunidad, no se pronuncian categóricamente sobre las revelaciones de este informe? ¿Dónde está el liderazgo, dónde está la dirigencia antioqueña que levante la voz y advierta sobre los inminentes riesgos de Hidroituango, si no se siguen al pie de la letra las recomendaciones de este informe? 

¿Y por qué el silencio de la clase política, y de los congresistas y aspirantes al Congreso por Antioquia? ¿Acaso están amangualados por la burocracia con el alcalde Daniel Quintero, y no se atreven ni a levantar un suspiro de advertencia? ¿Por qué no se atreven, unos y otros, a elevarle una voz de alerta al alcalde, para que sepa que, con sus decisiones irracionales, está elevando el riesgo de centenares de miles vidas aguas abajo del proyecto?  

Enorme responsabilidad tienen sobre sus hombros empresarios y políticos. Porque demuestra el poco interés que tienen sobre el presente y el futuro de estas comunidades, que todos los días se acuestan con el temor de que se despierte este monstruo dormido.