
Por Gabriel Zapata Correa
Le quedaría muy bien al presidente Petro salir en la pantalla de la televisión y ponerles la cara a los colombianos, y reconocerles que él tiene al país vuelto nada, y que ha fracasado en su propuesta del cambio.
Le quedaría mucho mejor que salir, como lo hizo esta semana, a repetir sus delirios esquizofrénicos de que hay un plan ya montado para asesinarlo o tumbarlo en tres meses.
“Desde el poder organizaron el paro para ver si se podía repetir lo que pasó en Chile cuando al bloquear las carreteras tumbaron al presidente Salvador Allende, que es lo que quieren hacer”, indicó el presidente. “La orden ya está dada, para los próximos tres meses, o tumban al presidente o lo asesinan, una de dos”, fueron las palabras del mandatario.
Pero menos mal el comandante de las Fuerzas Militares, almirante Francisco Cubides, descartó durante una atención a medios que exista un plan para asesinar al presidente o por lo menos información o pruebas que lo comprueben.
“No conozco puntualmente, no conozco el origen de esa información. No tenemos conocimiento, la inteligencia militar no tiene información, habría que preguntarles a otras agencias como la Fiscalía General de la Nación o la policía, pero desde nuestro lado no tenemos información sobre algún atentado contra el señor presidente”, declaró Cubides al respecto. Esperamos, eso sí, que el presidente Petro, con ese aire dictatorial que caracteriza su mandato, no salga dentro de poco a destituir al almirante Cubides, por haberlo hecho quedar mal en público.
Los delirios esquizofrénicos del presidente Petro lo tienen gobernando desde y para otro mundo. No sabe dónde está parado. Desde la pantalla de la televisión le habló esta semana a otro planeta, mientras el país está sumido en el desconcierto y todos los renglones de la economía andan desorbitados.
Le parece más importante al presidente Petro insistir en sus delirios personales de amenazas de muerte, que solo existen en su imaginación, mientras el contralor general de la República, Carlos Hernán Rodríguez, persiste en que el país está al borde de un apagón energético.
Y al presidente Petro le parece mejor seguir levantando más cortinas de humo parta distraer a los colombianos de su pésima administración, que sentarse a analizar qué va a hacer dentro de cuatro meses que no vamos a tener gas domiciliario, y que no es tan fácil, en medio de su falta de información, pensar que de la noche a la mañana lo puede traer de Venezuela, por la sola garantía de que allá tiene a su amigo el dictador Maduro.
Tenemos que aceptar la verdad. Al presidente Petro le quedó muy grande el gobierno. Por un grave error suyo, un error más de activista en plena campaña política que de un mandatario con talla de estadista, reveló un documento sobre la supuesta compra del software espía Pegasus bajo el gobierno de Iván Duque.
Por esta revelación absolutamente imprudente del mandatario, de un hecho que no está comprobado, que la hizo como cortina de humano para distraer la atención sobre la gravedad del paro camionero, Colombia ha sido suspendida temporalmente de su participación en el Grupo Egmont, una de las más grandes organizaciones mundiales de cooperación e intercambio de inteligencia financiera y la que provee la principal plataforma para el intercambio seguro de esa información.
En otras palabras, esta es la organización internacional de información confidencial sobre lavado de activos. Eso quiere decir que Colombia en este momento es un paraíso internacional para el lavado de activos de las mafias, las cuales, sin control alguno, pueden hacer las transacciones ilegales que se les venga en gana, gracias al gobierno del presidente Petro.
Podríamos hablar de cómo tiene postrada a la salud; escasean los medicamentos; la incertidumbre en las empresas de hidrocarburos; la inseguridad total en los territorios y ciudades; el secuestro y la extorsión que se campean de nuevo sin control alguno, y el desplome de la empresa más importante de Colombia, Ecopetrol, que registra las peores utilidades en toda su historia, durante este gobierno. Tocamos fondo.
Para ser más concreto, el país está arrasado y el presidente inflando globos de amenazas y golpes de estado blandos y duros. Comenzando por sus enfrentamientos con las altas cortes, un camino igualitico al que ha recorrido su amigo el dictador.
Sería bueno que el presidente Petro se mirara al espejo para que se encuentre con el rostro del dictador Nicolás Maduro, y vea que está llevando a Colombia por el mismo recorrido de Venezuela.
Ese delirio esquizofrénico de las amenazas y golpes, sí lo pueden tumbar… de la cama cuando se despierte de esas pesadillas.
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