Por Gabriel Zapata Correa
No tiene precedentes en la historia del país, que un presidente de la República decida enfrentarse a las altas cortes, como lo acaba de hacer el mandatario colombiano, luego de conocer que el Consejo de Estado avala al Consejo Nacional Electoral para que avance en la investigación por la violación de los topes en su campaña presidencial.
Sobre este asunto, vale recordar que el CNE demuestra que en la campaña del presidente Petro se habrían violado los topes en más de $5.300 millones: $3.709 millones en la primera vuelta y $1.646 en la segunda.
Según informe de Transparencia por Colombia, el reporte de ingresos y gastos realizados por la campaña del presidente Petro muestra tanto en primera como en segunda vuelta un gasto que representó aproximadamente el 99% del tope máximo permitido.
En términos generales, el reporte de ingresos debería ser similar al de gastos, pero en este caso, en la campaña de Petro los gastos superan los ingresos reportados. Para la primera vuelta esta diferencia es superior a 8 mil millones y en la segunda vuelta se aproxima a 1.500 millones, informa Transparencia por Colombia.
La diferencia entre ingresos y gastos tanto en primera como en segunda vuelta es un punto que se debe aclarar desde la campaña, puesto que en la primera vuelta no es posible establecer el origen de los recursos que soportan el 31% de los gastos y en la segunda vuelta sucede lo mismo con el 12% de los gastos. Y ya sabemos muchos detalles sobre otros ingresos que no fueron reportados, según lo establece la ley.
Pero pese a la cantidad de evidencias que reposan en el Consejo Nacional Electoral, el presidente Petro carece de la dignidad que debe revestir a un mandatario de su categoría para respetar la separación de poderes, y en este caso a la Corte Suprema de Justicia y al Consejo Nacional Electoral. Y en una clara actitud de rebelión con las instituciones, envió este mensaje, sin pena ni gloria:
“No acepto que a través de un documento de una sala de consulta del Consejo de Estado que no tiene fuerza vinculante, el Consejo (Nacional) Electoral me haya despojado del fuero integral constitucional que me protege. La Constitución no permite que una instancia puramente administrativa y política, como el Consejo Electoral, prepare el camino para suspender al presidente de sus funciones por una investigación de topes sobre la cual no tenía más competencia que los 30 días posteriores a la elección”, escribió el presidente Petro.
“¿Se quejan de Venezuela? En Colombia avanza un golpe de estado contra el presidente”, concluyó.
Hay que decir la verdad. El cuento del golpe blando o del golpe de estado se lo ha inventado el presidente ante su propia incapacidad de administrar el país y la inoperancia de sus ministros, cuya ejecución tan pobre solo alcanza a llegar al 14%.
¿O somos los colombianos o los miembros de la oposición los que tienen a las EPS al borde del cierre o de la quiebra?
¿O somos los colombianos o los miembros de la oposición que vienen alentando los ánimos de las bandas criminales y de traquetos que se hacen pasar por disidencias de las Farc?
¿O somos los colombianos y los miembros de la oposición que tienen arrodillado el país a la voluntad criminal y terrorista del ELN?
¿O somos los colombianos o los miembros de la oposición que tienen al país al borde de un apagón eléctrico, o de una crisis irreparable del servicio de gas, como lo anuncia el contralor Rodríguez?
Pocas veces el país, en toda su historia, había afrontado una crisis de manejo y de administración como la que estamos viviendo, por cuenta de un gobierno al que le ha quedado muy grande la nación. Con un presidente incapaz. ¿O cómo les parece que en pleno paro camionero salga a hablar de un supuesto hecho de espionaje que ni siquiera se ha podido probar?
No hay un renglón de la economía que no tenga graves problemas. El presidente Petro debería mirar para adentro de su administración y en un ejercicio de autocrítica en equipo, aceptar que el país en un hoyo sin salida.
El único que habla de golpe de estado al presidente es él. Va tan mal el presidente Petro, que mejor le queda hablar de autogolpe.
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