Por Gabriel Zapata Correa (Foto).
Al presidente del país más poderoso de la tierra, Donald Trump, hay que tomarlo en serio.
La votación con la cual ganó las elecciones de su país, y el respaldo abrumador de los electores de esa nación del norte, demuestra que Estados Unidos quería un cambio de rumbo riguroso, principalmente en asuntos económicos y en temas de seguridad.
Aunque el presidente Trump tenga muchos cuestionamientos a nivel ético, estos debates no contaron para nada en el momento del veredicto final en las urnas. Y Donald Trump y sus asesores lo sabían. Así, que, en esta línea, sus opositores y los progresistas radicales de Latinoamérica están notificados de que a Donald Trump hay que tomarlo en serio. No se le va a hacer oposición con discursos ni narrativas mamertas. Trump demostró en su primer mandato y durante esta segunda campaña que está más radicalizado en que Estados Unidos tiene que recuperar su liderazgo mundial
Para decirlo en otras palabras, no se va a parar en pelos. Va en serio.
Por eso Lula da Silva, el presidente de Brasil, el gigante suramericano, supo leer la coyuntura política de la región con la llegada de Donald Trump, y le envió un mensaje con una carga de profundidad indiscutible y que demuestra que el momento no está para discursitos tontos y personalistas.
En una demostración de elegancia y conocimiento de la coyuntura, Lula da Silva le escribió a Trump:
“Mis felicitaciones al presidente Donald Trump por la victoria electoral y el retorno a la presidencia de Estados Unidos», escribió Lula en su cuenta de X. “La democracia es la voz del pueblo y siempre debe ser respetada”, agregó.
“El mundo necesita diálogo y trabajo conjunto para que tengamos más paz, desarrollo y prosperidad”, dijo el presidente brasileño, quien también deseó “suerte y éxito” al republicano Trump en su futuro gobierno. Lula da Silva, inteligente, porque de paso le envió un mensaje al dictador Nicolás Maduro, con quien Trump no está de acuerdo.
Y en la misma línea se expresaron Luego de conocerse la victoria de Trump, líderes políticos de todo el mundo quienes respaldaron al presidente electo y expresaron su disposición para fortalecer lazos y cooperación.
Desde Argentina, Brasil y El Salvador, los presidentes Javier Milei, Lula da Silva y Nayib Bukele fueron los primeros en celebrar el triunfo de Trump, sin condicionarlo, como el mandatario colombiano.
En cambio, el presidente nuestro, Gustavo Petro, salió a tirar sablazos como si él no representara los intereses de todos los colombianos. Perdió la talla de un alto mandatario, que representa la opinión de toda una nación. Petro manifestó su disposición a respaldar al próximo mandatario estadounidense si demuestra una seria intención de frenar las guerras. O sea que Petro condicionó su respaldo a Trump.
“Trump dice que no vino a comenzar guerras, sino a parar guerras. Si es así, contará con todo mi apoyo. Ni Ucrania, ni Sudán, ni Líbano, ni Palestina”, afirmó el mandatario colombiano.
Si leemos entre líneas el mensaje de Petro, no hay en él un espíritu de acercamiento, una intención de trabajar conjuntamente. Porque Petro sabe que su narrativa progresista, mamerta, retrógrada, fue derrotada. Derrotada no, aplastada.
Y que Trump no traga cuentos.
El problema de Colombia, es que tiene que ponerse seria en temas tan delicados para Trump con el narcotráfico. Recordemos que durante su primer mandato estuvo a punto de descertificar a Colombia. Y ahora que este gobierno de Petro no ha tomado en serio ni la guerra contra el narcotráfico y muchos menos el control de los cultivos ilícitos y que la siembra de coca se ha disparado en registros históricos, no va a ser fácil que Trump se trague la narrativa mamerta y progresista de este mandato.
Petro tendrá que tomar a Trump con respeto. Y ponerse a la altura como lo hizo Lula da Silva, quien le dio una lección de diplomacia y de cómo un presidente debe comportarse en una coyuntura de estas, por encima de caprichos e ideologías personalistas que no representan a toda Colombia, y en consecuencia, débiles.
Los asesores de Trump estarán con el ojo encima de este gobierno, que tiene Fiscalía, Procuraduría, y Contraloría de bolsillo.
Trump llega a la presidencia, con un objetivo de fortalecer la institucionalidad de su país. Seguramente observará con sus asesores a este gobierno cercano a los grupos armados, criminales y narcotraficantes. Sentado a la mesa con ellos.
Definitivamente Petro tendrá que hilar delgadito con el gobierno de Donald Trump. Porque Trump no come cuentos.
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