28 marzo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Vistazo a los hechos: Ojalá que Petro no se equivoque

Gabriel zapata

Por Gabriel Zapata Correa 

Colombia está a punto de iniciar un capítulo inédito en su historia, pues mañana comienza su gobierno el presidente electo Gustavo Petro, el primer líder de izquierda que asume las riendas del país, en medio de diversas controversias, tanto por algunos miembros de su gabinete ya anunciados, como por las propuestas que tienen en vilo a empresarios, dirigentes y las clases más pudientes. 

En medio de la luna de miel entre los partidos de la coalición, Pacto Histórico, más Partido Conservador, Partido Liberal, Partido de la U y Cambio Radical, que espera le dé resultados muy prácticos al futuro presidente para la aprobación de sus proyectos de reformas, y de la incertidumbre de empresarios, dirigentes y más de 10 millones de colombianos que no votaron por él, se realizará mañana la posesión del nuevo mandatario de todos los colombianos. 

Hay que hacer énfasis en que Petro ganó tan solo por una diferencia de 700 mil votos, y que, aunque en las urnas en la práctica ganaron sus propuestas, tendrá que hacer un gobierno que satisfaga a quienes no sufragaron por él, y a quienes decidieron no asistir a votar. La observación es pertinente, porque ni el candidato ganador ni sus fieles seguidores podrán decir que 22 millones de colombianos quieren las propuestas de Petro presidente. 

Sin embargo, tenemos que respetar la democracia y la Constitución y los resultados de las urnas son sagrados, y quienes perdimos en franca lid reconocemos la victoria de Gustavo Petro y estaremos siempre pendientes de su Gobierno para que sea en beneficio de todos los colombianos. 

Es una lástima, pero a los más de 10 millones 500 mil votantes nos quedó una enorme sensación, irreparable y a la vez inexplicable de frustración, por haber votado por un candidato que resultó un fiasco total, y que, al otro día de su derrota se dio cuenta que estaba aliado con su rival. Un hecho sin precedentes en la historia política de Colombia. 

Lo primero que debemos decir, es que esperamos de corazón que Gustavo Petro no se equivoque, y que le vaya muy bien para beneficio de todos los colombianos. 

Hay que entender la nube de pesimismo que nos rodea a la mayoría de los colombianos que ni votamos ni creemos en él. 

Quienes hemos tenido la oportunidad de aproximarnos al ambiente empresarial y dirigencial del país, debemos confesar que persiste mucho temor y preocupaciones sobre el futuro gobierno, generados por las declaraciones, la mayoría fuera de contexto, de los ministros designados, y también los silencios del futuro mandatario. En todo este tiempo que ha transcurrido desde su elección, no hemos recibido un solo argumento explicativo sobre los nubarrones que han desatado el ministro designado de Hacienda, José Antonio Ocampo, y mucho menos de su ministra de Agricultura, Cecilia López. 

Lo dijimos muy claro que estas declaraciones, hay que decirlo con franqueza, más parecían sacadas de los discursos del candidato en campaña, que cualesquiera otras cosas, porque han producido un enorme desconcierto e incertidumbre en todos los sectores de la sociedad, gremios de la producción y empresa privada. 

En contraste con el ambiente de incertidumbre, hay que decir que el presidente electo recibe un país con los mejores indicadores económicos, aunque golpeado por una inflación galopante acosada por los fenómenos internacionales, de los cuales es imposible que Colombia no salga afectada. 

En este aspecto, la mejor noticia, sin lugar a dudas, es que Ecopetrol nos ofrece en este momento 17 billones de pesos en utilidades, el mayor registro de su historia. Unas ganancias que reafirman la explicación del presidente Iván Duque, en el sentido de que no se necesita una reforma tributaria, o al menos con semejantes cargas impositivas. 

El otro aspecto que es importante tener en cuenta, es que la mayoría de las reformas que quiere abocar el nuevo gobierno, requieren de un proceso normal en el Congreso de la República, generalmente lento. No es tan fácil presumir que Petro va a tener una aplanadora en el Congreso con su coalición de Gobierno. No. El campanazo que le dieron los congresistas del Partido Liberal, Partido Conservador, Partido de la U y Cambio Liberal, en la escogencia de la candidata para la Contraloría General, distinta al aspirante del Pacto Histórico, es una demostración de poder y de que, en muchos proyectos, tendrán que sentarse a negociar. 

Esa es la pregunta de muchos, de hasta cuándo durará esta luna miel, o si ya comenzó a mostrar fisuras esta relación tan complicada en sus afectos políticos. 

Esperamos que los nubarrones que estamos viendo no sean reales, y que desde el discurso de mañana el futuro presidente de los colombianos disipe tantas dudas y nos reafirme que no será el Petro que hemos conocido durante 30 años. 

Por el bien de Colombia, ojalá no se equivoque.