24 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Vistazo a los hechos: No me gusta la tos del señor Presidente

Gabriel zapata

Por Gabriel Zapata Correa 

Me llama poderosamente la atención que, a solo 22 días de haberse posesionado, el señor presidente de la República esté tan afanado en tomar unas decisiones que dejan muchas lagunas en la opinión pública, y también muchas dudas sobre si obedecen a determinados compromisos adquiridos durante su campaña. Y es aquí donde se siente una tos que no me gusta para nada. 

En primer lugar, de un plumazo se suspende la erradicación forzada de cultivos de coca, y que solo se hará si es voluntaria y concertada con las comunidades. Eso significa que ya no habrá más operaciones de la fuerza pública que saque de raíz la coca sin consentimiento de sus propietarios. Esto, por lógica, nos llevará a una inundación de siembra de coca en términos impredecibles e incalculables. 

Pero a la par, y a escasas horas de este anuncio, el ministro de la Defensa, Iván Velásquez, dio la orden categórica y de inmediato cumplimiento: El Ejército no bombardeará campamentos donde haya menores reclutados, o que ponga en riesgo la vida de la población civil.   

Este es el concepto del ministro de la Defensa: “Hay que privilegiar siempre la vida sobre la muerte y no se pueden desarrollar operaciones de un lado absolutamente que pongan en peligro la población civil. Pero tampoco en la consideración de estos menores forzosamente reclutados que se repitan actos muy dolorosos del pasado. Que estas acciones en esa dirección tienen que cumplirse”, dijo Velásquez.  

Hay que decirlo con claridad. El Gobierno se las puso muy fácil a los grupos criminales como las disidencias de las Farc, al ELN, al Clan del Golfo y similares porque van a fomentar el reclutamiento de menores, y de aquí en adelante utilizarán a la población civil como escudo. 

Pero hay otro elemento de gran preocupación. Y es que con estas decisiones los grupos criminales no saldrán de sus madrigueras, protegidos por los menores de edad y la población civil, o salen, golpean y regresan a sus refugios. ¿Y el Ejército qué? ¿A sus cuarteles? 

Este es el concepto del ministro Iván Velásquez: “Todo esto de la paz no significa debilidad, no es una rendición de las fuerzas militares, la paz es un proceso de construcción colectiva en la que tiene un papel trascendental todos los actores del conflicto, pero que tienen que hacer manifestación concreta de voluntad, negociación depende de la naturaleza de las organizaciones”, explicó. 

Pero, además, súmenle el golpe a la moral del Ejército y de la Policía que les acaba de dar el gobierno, con la baja de más de 50 generales, cada uno con más de 30 años de servicio. Y para completar, a todos los metió en el mismo costal de la corrupción y de los falsos positivos. 

Estamos de acuerdo con que en una institución como el Ejército no deben permanecer miembros, del grado que sea, con una hoja de vida manchada con la sangre de colombianos decentes, sacrificados en ese nefasto y horrible capítulo de los falsos positivos. Y tampoco quienes tengan precedentes claros de corrupción. Pero si el ministro tenía las pruebas contundentes debió acusar a los responsables directamente y no manchar el honor de todos a la par. Es una injusticia de un funcionario que fue magistrado de las altas cortes. 

El tercer aspecto es el de la extradición. El presidente hizo el siguiente anunció:  

“Les propusimos que narcotraficante que no negocie con el Estado se va a extraditado, narcotraficante que negocie con el Estado y reincida, se va extraditado sin ningún tipo de negociación en los Estados Unidos”, explicó Petro. En ese sentido, aquellos involucrados en el negocio ilícito adquirirían beneficios jurídicos solo si se establece un diálogo y no pagarán una condena en el país norteamericano. 

“Narcotraficante que negocie beneficios jurídicos con el Estado colombiano y deje de ser definitivamente narcotraficante, no será extraditado”, agregó. 

La extradición es un tratado bilateral, que no se puede modificar unilateralmente. ¿O qué está pretendiendo el Gobierno? Sobre el escritorio del presidente está la extradición de Alvaro Córdoba, hermano de la senadora Piedad Córdoba, por el Pacto Hitórico. ¿Será que el presidente no la va a autorizar? 

El presidente es autónomo para tomar muchas decisiones, pero creo que debe sacar unos minutos para hablarles a los colombianos, en medio del afán que tiene de cumplir esos sospechosos compromisos de campaña. Porque hay más dudas que claridades. 

Y para cerrar, esta perla que no puedo dejar caer en el vacío: No discutimos el tema de aceptar el perdón de los victimarios. Pero me parece un exabrupto que el ministro de Relaciones Exteriores, Alvaro Leyva Durán, utilice un acto de carácter internacional para reivindicar la imagen de un criminal narcotraficante, como alias “Jesús Santrich”, que se burló de la justicia y de los colombianos, y entregarle el carnet de inocencia. 

Los excabecillas de las Farc deben estar felices, porque aún sin pagar un solo día de cárcel, deben sentir que con este gobierno les llegó su cuarto de hora. ¿Y sus víctimas? Quizás, quizás, quizás…