24 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Vistazo a los hechos: Más preguntas que respuestas sobre el crimen de Alvaro Gómez

Gabriel zapata

Por Gabriel Zapata Correa 

Este es un país de enormes e inexplicables paradojas. La confesión del exguerrillero Julián Gallo Cubillos, alias “Carlos Antonio Lozada”, en el sentido de que él ordenó el magnicidio del excandidato presidencial Alvaro Gómez Hurtado, produjo un verdadero tsunami político, pero a la vez el país, en medio de la incredibilidad, regresó a la acostumbrada nebulosa de que aquí no pasa nada. Y no va a pasar nada. Por la falta de credibilidad. 

Las dudas en las declaraciones de alias “Carlos Antonio Lozada” van ligadas a la desconfianza en los excabecillas de las Farc, un grupo narcoterrorista que les mintió a los colombianos durante más de 50 años y que continúan mintiendo aún después de los acuerdos de La Habana. Ya dizque no secuestraron, ni reclutaron menores de edad y menos violaron niñas y las hicieron abortar… Si mintieron siempre, ¿cómo creerles ahora?  

Hay muchos elementos que les permiten a los colombianos poner en tela de cualquier afirmación de los excabecillas de las Farc. 

El primero de todos es que, desde ese fatídico 2 de noviembre de 1995, cuando Alvaro Gómez fue cobardemente acribillado saliendo de la Universidad Sergio Arboleda, hasta ahora, nunca ningún fiscal y ninguna autoridad investigadora manejó la hipótesis que relacionaba a las Farc como la autora del magnicidio. Así lo han manifestado todos los fiscales que han tenido esa investigación en sus manos. 

El exfiscal Néstor Humberto Martínez, quien declaró el asesinato de Alvaro Gómez como crimen de lea Humanidad, para que no prescribiera, les dijo a los medios de comunicación “La verdad es que el expediente judicial que llevaba la Fiscalía no tenía ningún elemento de responsabilidad por parte de las Farc y ni siquiera había una hipótesis en ese sentido así que nos toma por sorpresa esa revelación de estos días. El expediente judicial también lleva una sorpresa así que la confesión de las Farc debe incluirse”. 

Y luego añadió: “Nosotros priorizamos las investigaciones de los magnicidios y por esa razón se declaró el caso de Álvaro Gómez Hurtado como crimen de lesa humanidad, se avanzó y la hipótesis que más se perfilaba era la de la autoría del cartel del Norte del Valle y para evitar que prescribiera este caso se hizo la declaratoria. Por eso se conocerá la verdad”, dijo Martínez. 

El diario El Nuevo Siglo coindice con el exfiscal Néstor Humberto Martínez y dice en su editorial sobre el tema, titulado “No suena, no suena”, que “La hipótesis de que el magnicidio de Álvaro Gómez Hurtado, que en estos días completa 25 años de impunidad, fue perpetrado a manos de las Farc: “no suena, no suena…”. Como tampoco, en su momento, sonaba para nada que el atentado al abogado del presidente Ernesto Samper hubiese sido fraguado por las autoridades de los Estados Unidos, aunque el ministro del Interior saliera raudo a decir: “me suena, me suena”. Todos esos sonajeros se han mostrado, desde luego, como un mecanismo de distracción para inflamar de neblina las realidades telúricas que llevaron, por la época, a una escalada de asesinatos sistemáticos en el transcurso de las investigaciones al primer mandatario en la célula correspondiente de la Cámara de Representantes. Ese es el contexto dentro del cual cayó inmolado el líder conservador que pedía tumbar al régimen vigente”. 

Mauricio Gómez, el hijo de Alvaro Gómez también duda de la versión de las Farc y dice que el expresidente Samper debe ser investigado. “Samper sostiene que ese hecho fue a sus espaldas, lo cual constituye, cuando menos, un hito memorable en la historia universal del crimen, pues sería una conspiración secreta para llevarlo a él, a sus espaldas, al poder. Ah ¡pobrecito! El único beneficiario de semejante intriga que nunca supo ni por qué ni cómo ganó esas elecciones, cuyo resultado fue el que fue, gracias al dinero de la mafia. Colombia le salió a deber a Ernesto Samper”.  

Y luego dice: “¿A quiénes les convienen esas desviaciones? ¿A quienes han sido los jefes y beneficiarios de los operadores de la justicia que en vez de cumplir con su misión constitucional se dedicaron a encubrir a los verdaderos autores intelectuales del crimen? Eso debe investigarse. Mi familia lo ha pedido, como pide también que se investiguen los indicios que vinculan a Ernesto Samper con el magnicidio de mi padre.

“Pero como si a esta historia de impunidad e injusticia le faltaran elementos truculentos, ahora aparece uno más que vale la pena aclarar y discutir. La señora Piedad Córdoba, conocida amiga de Ernesto Samper, por no mencionar a sus demás contertulios de Unasur, dice que tiene pruebas de que a Álvaro Gómez lo mataron las Farc. Una tesis vieja y absurda que no tiene el menor asidero probatorio”. 

Y para completar este marco de dudas, la familia de Alvaro Gómez y su abogado Enrique Gómez, sostienen que tienen más de 300 pruebas para seguir creyendo en la hipótesis del complot que vincula al expresidente Samper y descarta la teoría de las Farc. 

Como se ve, no hay razones sólidas para creerles a las Farc. Pero además surgen otros interrogantes: ¿Por qué salen ahora con estas confesiones? ¿Cuáles son sus intenciones? ¿El proceso de alias “Carlos Antonio Lozada” debe seguir en la JEP o pasar a la Corte Suprema de Justicia por ser aforado? ¿Dónde queda la hipótesis del complot? ¿Cuándo conoceremos la verdad- verdad?