29 marzo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Vistazo a los hechos: Las verdades que no puede ignorar el presidente Duque

Gabriel zapata

Por Gabriel Zapata Correa 

Cada día que los colombianos vivimos 24 horas más de angustias por los bloqueos, los saqueos y la violencia de los vándalos, es una prueba más de la incapacidad del Gobierno del presidente Duque para resolver un conflicto, más social que político, que hace rato se le salió de las manos. 

Es la primera vez que en los análisis y diagnósticos coinciden empresarios, dirigentes y políticos de todos los pelambres, en la falta de experiencia y de decisión del ejecutivo para restablecer el orden y asumir con fortaleza las riendas del país que, en las actuales circunstancias, parece un barco a la deriva, sin brújula y sin un capitán que oriente a una tripulación desconcertada, e igual de inexperta como él. 

Hay un detalle incontrovertible de la forma superficial como el presidente Duque afronta estos problemas. Cuando se le presenta la coyuntura en bandeja de plata para rearmar su gabinete y darle al país una mayor representación en su equipo de colaboradores, sale con un mini enroque que dejó todo mundo pasmado.  

Ante la renuncia inobjetable e irremediable de su ministro de Hacienda Alberto Carrasquilla, nombró en ese cargo al titular de Comercio, José Manuel Restrepo y rotó a la otra cartera al exvice Juan Alberto Londoño. Como lo dijo un analista, el presidente Duque tiene una visión obtusa de su poder: Maneja el gobierno con un exclusivo círculo de allegados, conformado desde luego por el círculo privilegiado de sus amigos de la Universidad Arboleda, extendido a la Fiscalía General de la Nación y otros cargos de no menor importancia. O como le dice Carlos Alonso Lucio, “el país percibió que al Palacio de Nariño lo habita un mundillo indolente, que escudado tras un ropaje de tecnócratas, autocatalogados como descontaminados de toda política, no es capaz de sentir los dolores y las angustias reales que sufren los colombianos que ellos invisibilizan en ese mar de estadísticas con que juran que pueden interpretar el mundo”. 

Una radiografía de las verdades sobre su gobierno le ofreció al primer mandatario en una carta abierta el exmagistrado antioqueño, uribista por demás, Jesús Vallejo Mejía. 

Vallejo Mejía le recuerda una entrevista con el periodista Luis Carlos Vélez de la radio FM. “En dicha entrevista, usted reconoce que estos grupos vandálicos son grupos criminales que generan desorden y producen miedo en los colombianos de bien”. 

Le dice que “Esto se veía venir, Sr. Presidente. ¿Cómo puede ser posible que en su gobierno no haya habido una persona que se diera cuenta a tiempo? Está más que claro que, en muchos casos, no se trata de grupos que salen a “marchar” de manera espontánea. Se trata de personas que vienen siendo entrenadas y organizadas para atacar estratégicamente en diferentes puntos del país y que, por ende, deben considerarse —simple y llanamente— terroristas. 

Y sigue Jesús Vallejo: “La verdad es que poca tranquilidad nos queda cuando vemos videos de buses llenos de venezolanos (como lo denuncian quienes tomaron dichos videos), que salieron de Cúcuta y Bucaramanga, así como desde el municipio de Soacha. Si requiere de información más precisa, en el caso de Soacha se trataba de buses Mercedes Benz con placas SOD 406 y 481 (por enumerar solo dos), que habían salido la víspera del terrible 28 de abril con dirección a Bogotá. 

“Sr. Presidente, es en estos momentos en los cuales la ciudadanía se siente desprotegida y en los que se necesita lo que algunos llaman “mano dura” —para eso fueron creadas las fuerzas del orden, para garantizar la ley y el orden con base en lo estipulado en nuestra Constitución—, la omisión de su parte, no hace más que tenderle una alfombra roja a la extrema izquierda en su incesante búsqueda del poder. 

“Señor Presidente, usted sabe que no ha cumplido con todo lo que le ofreció en campaña a los colombianos, pero, a pesar de todo, la gran mayoría queremos que recupere su popularidad, por el bien del país y por el suyo propio (si es que le interesa).  

“O, tal vez, lo recordarán como el personaje que dejó Juan Manuel Santos para garantizar la continuidad de su infame proceso de paz, conservando su gente en los ministerios, embajadas y consulados (muchos de los cuales se podrían suprimir en este momento) y derrochando dinero en promover la imagen de sus ministros. Sr. Presidente, la imagen se gana, no se compra, y muchos de esos gastos se pueden evitar. 

“¿O se acordarán de usted como un presidente bonachón y flojo? ¿Un Presidente sin personalidad que fue manipulado por un arrogante Ministro de Hacienda quien le insistió en que la Reforma Tributaria era una maravilla? ¿Cómo se dejó meter semejante embuchado? 

“Señor Presidente, estamos de acuerdo en que su gobierno y el país necesitan mucho dinero. Es verdad que usted recibió una deuda enorme del gobierno derrochón de su amigo Juan Manuel Santos — casi el 70% del PIB! Añádale a eso la necesidad de mantener a la guerrilla desmovilizada, mantener a la JEP, en síntesis, mantener todo el exceso que heredó del gobierno de Juan Manuel Santos. Y, para completar, llegó el COVID, el cual le ha costado una fortuna al país”.  

Le dice que “que sujetos como Gustavo Bolívar, María José Pizarro y otros de los “amiguitos” de Gustavo Petro no van a parar hasta que este llegue al solio de Bolívar. ¿Otro Hugo Chávez para la América Latina? Algunos dicen que Petro podría ser aún peor”. 

“Excuse la franqueza con la que nos hemos expresado, porque los gobernantes suelen estar rodeados de individuos que no cumplen con aquella maravillosa enseñanza del Libertador: Solo es amigo del gobernante quien le dice la verdad y le aconseja el bien. 

“El país está al borde de caer en un abismo similar al de Venezuela y usted no puede esperar nada de los rabiosos enemigos de la democracia, que son lobos con piel de oveja, porque aparentan moderación y apego a las instituciones que abominan, desconociendo a quienes sinceramente queremos que nuestros hijos y nietos vivan en un país democrático y no en un país famélico con gobierno despótico”.  

Si más palabras…