23 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Vistazo a los hechos: las verdades que no afronta el alcalde Quintero

Gabriel zapata

Por Gabriel Zapata Correa (foto) 

Llama poderosamente la atención que el alcalde de Medellín, Daniel Quintero, salga apresuradamente a darle el despliegue inusitado al supuesto atraco fallido de película a una empresa fundidora de oro, que a las verdades de a puño que sí lo deben tener muy preocupado.  

Y digo supuesto atraco fallido, porque la supuesta banda nacional de atracadoras sí logró llevarse más de 550 millones de pesos en oro. Y digo supuesta banda nacional de atracadores, porque en menos de una hora el alcalde dijo que esta es una banda nacional, porque de 30 de sus integrantes según la policía, hay uno de Sucre, otro del Valle y otro más de Bogotá…  

Pero el dato podría ser irrelevante frente a todo lo que sucedió. Pero es aún más irrelevante ante la noticia evidentemente grave para la ciudad, y para EPM, la empresa insigne de los antioqueños.  

Mientras el alcalde levantaba monumental cortina de humo para distraer a la opinión pública del verdadero problema que se cierne sobre Hidroituango, muy grave en realidad, el gerente General de EPM, Jorge Carrillo, daba a conocer la noticia como sin querer queriendo: que el pasado 31 de marzo se venció la póliza del seguro a todo riesgo de Hidroituango y no han encontrado a ninguna empresa de seguros que la cubra, debido a la contingencia ocurrida en abril de 2018, que obligó a inundar la casa de máquinas. 

«Hidroituango es un proyecto que está siniestrado, y un proyecto siniestrado es igual que cuando uno estrella un carro, que cada vez es más difícil y más costoso volver a conseguir la póliza», dijo Carrillo. 

El gerente de EPM agregó que la reciente emergencia sanitaria dificulta la búsqueda de una nueva aseguradora: «Esa cobertura de todo riesgo constructor por el hecho del siniestro porque también el mercado de seguros cambió durante la pandemia, ha hecho difícil conseguir esas coberturas». 

Aunque mantienen otras pólizas que han cubierto los recientes hechos de contingencia por retrasos, pagando 350 millones de dólares, no tienen el seguro todo riesgo ante un nuevo hecho grave. 

Sin embargo, Carrillo aclaró que desde que se venció la póliza han manejado los riesgos de Hidroituango de manera cuidadosa y no volvieron a presentar problemas graves. 

“EPM tiene una gestión del riesgo que nos ha permitido avanzar sin que eso sea un problema. Seguimos en ejecución continua”, expresó. 

Contó que la póliza se sigue gestionando, aunque queda poco por construir, falta 14% de ejecución, por lo que el riesgo se reduce a medida que la obra avance. 

Pero agreguemos que el principal problema que tenemos los ciudadanos de Medellín, es la falta de credibilidad del alcalde Quintero, quien siempre levanta una nube de dudas sobre lo que dice y lo que hace. 

El alcalde viene en un problema diario con los contratistas de Hidroituango. Todos los días los califica de pícaros, a cada hora salta con un Twitter contra ellos, a cada minuto se inventa una razón para atacarlos sin consideración alguna, porque seguramente percibe que en los sectores donde se respira igual resentimiento social que él vive, tiene eco con ese lenguaje de desadaptado. 

Esta actitud agresiva del alcalde Quintero es consecuente con la demanda que le interpusieron los abogados de las firmas constructoras, por pánico económico. Esa percepción de incertidumbre y desconfianza es la que viene generando la primera autoridad de la ciudad en el proyecto energético más importante en la historia de Antioquia y de Colombia. 

Es la misma actitud que nos está demostrando que no quiere a la ciudad, que no quiere a EPM y que, en consecuencia, no le importa ni el presente ni el futuro de la institución.  

Esta lamentable e inocultable realidad quedó plasmada en el informe de la Superintendencia de Servicios Públicos, según el cual la administración municipal ha hecho caso omiso del código de Gobierno Corporativo, ha vinculado a EPM personal sin el lleno de requisitos legales y ha cometido otra serie de irregularidades, lo que se ha denominado “toma hostil”.  

En otras palabras, Quintero ha convertido a EPM en un fortín político para darles gusto con esos cargos tan apetecibles a sus oscuros patrocinadores políticos, cuyas máscaras caerán más temprano que tarde. 

Por lo menos, ya se le cayó la máscara al alcalde. Y todos sabemos que se alimenta y vive de la mentira y del engaño.