
Por Gabriel Zapata Correa
Ni el autoritario presidente Petro ni sus más áulicos seguidores y defensores pueden decir o atribuirles a sus acérrimos opositores la cantidad de mentiras e incoherencias que ha dicho el mandatario durante sus últimas intervenciones públicas, las cuales, valga la acotación, ya se van volviendo exageradas en su duración tal cual las hacía el fallecido dictador de Venezuela, Hugo Chávez, tan admirado por el nuestro.
Podemos decir sin lugar a equivocarnos, que Petro ya perdió la vergüenza en sus intervenciones. No solo para decir mentiras con cifras equivocadas o inexistentes, sino para caer en incoherencias que nadie puede interpretar.
Para no entrar en debates de fondo, por ejemplo, en el caso de la salud, es muy relevante que se hubiera equivocado en $60 billones hablando sobre la deuda de las EPS con la IPS. Dijo que las deudas de las EPS con las IPS ascienden a 100 billones de pesos, cuando el informe de la Contraloría General de la República indica que son casi 40 billones. No le importó interpretar las cifras a su discreción, porque Petro las odia, al igual que su ministro de la Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, quien le preparó la intervención a su jefe en el tema de la salud.
Pero a Petro no le importa. Le tiene sin cuidado caer en mentiras e imprecisiones. En esa intervención dijo que el empresario antioqueño William Vélez Sierra, quien falleció el 19 de mayo como consecuencias posteriores a una caída en un consultorio de una clínica de Medellín, murió asesinado.
Dijo que cuando era alcalde de Bogotá “creamos la empresa de aseo más barata de Colombia, contra el señor William Vélez, que se murió, lo mató el arquitecto ese, que no es arquitecto, que estafó a Roa, mató al viejito, fue a un negocio eso, la prensa obviamente no lo ha dicho, el señor también estafó a su novia, que era la hija de Piedad Córdoba, yo le pedí permiso de decir esto”.
Don William Vélez falleció el pasado 19 de mayo a los 82 años, pero no lo mataron y mucho menos lo hizo el arquitecto Johny Giraldo, como lo insinuó Petro.
En esa misma alocución Petro propuso trasladar la Estatua de la Libertad, de Nueva York, a Cartagena, y mencionó a Adolf Hitler. “¿Cómo nos van a tratar como esclavos con cadenas en los aviones? Persiguiéndonos en las calles de Nueva York. Mataron una señora colombiana por eso. Entonces, creen que somos inferiores y se creen por piel blanca que son raza superior. Eso se lo cree solo Hitler”, dijo, en un nuevo ataque contra Estados Unidos.
“(…) Aquí hablamos de democracia, tanto los anglosajones que llegaron en las barcas puritanas como los latinoamericanos que estamos aquí desde hace 30 000 años. Pongámonos de acuerdo en lo que toca, democracia y libertad. Si no esa estatua de Nueva York hay que trasladarla a Cartagena, porque los que sí lucharon por la libertad eran los negros que fundaron el primer territorio libre de América”.
También tuvo un lapsus y no pudo recordar una palabra en medio del discurso donde hablaba de “San Juan de Dios” por salvar “a muchísimas bogotanas y bogotanos de la peste” y, al intentar decir “como lo pagan con…” se detuvo y dijo: “como se dice… ah, ya se me olvidó”, arrastrando las palabras.
Luego, Petro dijo entre risas que en algunos municipios del Magdalena Medio, cerca de Doradal, “tumbaron los bustos de Bolívar y pusieron un hipopótamo”.
“Por eso tanto muertos, si se pone a un hipopótamo en vez de Bolívar, pues entonces se adora a Pablo Escobar, que le pongan un monumento entonces”, dijo.
Más adelante añadió: “Allá es donde pueden vivir, porque aquí matan y los matan (…) parece que los llevan a la India, ojalá podamos”, refiriéndose a estos animales.
Y en el Consejo de Ministros también se confundió al hablar de su cargo: “Yo me pasó el 80% de mi tienda… de mi tiempo… de la alcaldía… no tanto, de la presidencia… atendiendo los problemas de los conflictos de las mujeres, internos, no de afuera, eso es terrible, yo me canso”, afirmó.
Y como si fuera poco, hablando sobre el deceso de niños por desnutrición, volvió a mentir. “El negocio está en la muerte, en la enfermedad, por eso el sistema preventivo debe ser fundamental en el derecho a la vida de Colombia. Oigan este dato resultado del Gobierno de Colombia, actual, progresista, de izquierda: la desnutrición infantil, la tasa de mortalidad por desnutrición infantil para menores de cinco años cayó a la mitad de lo que dejó Duque; solo en tres años”.
La representante a la Cámara Adriana Arbeláez lo desmintió con cifras en mano. “Qué cansancio tener que estar desmintiendo todo el tiempo al señor presidente”. Arbeláez denunció que las cifras más recientes del Instituto Nacional de Salud (INS) revelan un aumento de muertes infantiles por desnutrición entre 2020 y 2024.
De acuerdo con la entidad, más de 1.300 niños murieron en ese lustro por desnutrición aguda. Además, el número de casos de desnutrición aguda en menores de 5 años aumentó un 126,7 % entre 2020 y 2024.
Estas son algunas recopilaciones de sus mentiras e incoherencias. Pero como primero cae el mentiroso que el cojo, la credibilidad en la palabra del autoritario presidente está en ceros. Por eso muchas personas han decidido no seguir más sus intervenciones y otras lo hacen para burlarse de él.
Es una lástima que un presidente no cuide la verdad, base de confiabilidad de cualquier gobierno.
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