25 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Vistazo a los hechos: La tributaria de Petro, un duro golpe al sector productivo 

Gabriel zapata

Por Gabriel Zapata Correa 

Hace carrera en el Gobierno, en sus diferentes escenarios, una frase que utilizó el presidente Petro en su encuentro con mandatarios del Litoral Pacífico, y luego el ministro de Hacienda José Antonio Ocampo, en el Congreso de la Andi: “Colombia es uno de los países más desiguales del planeta”. 

Ahora es y será bandera para cualquier decisión económica o social que tenga el Gobierno en remojo, como por ejemplo, la reforma tributaria que ya presentó al Congreso y que viene siendo motivo de calientes debates públicos y privados. 

Difícil, muy difícil de asimilar un debate en los términos en que lo planteó el ministro en Cartagena, previo a la intervención del presidente Gustavo Petro, quien valga decir puso como eje del crecimiento de la productividad, la tecnificación y el desarrollo del campo que no genera el empleo que pueden entregar las empresas. 

La conclusión más importante, centro de gravedad de toda discusión, es que el 70% de las utilidades de una empresa se irán en impuestos nacionales y regionales. Para ponerlo en una figura más gráfica, 7 de cada 10 pesos se irán en impuestos.  

El solo planteamiento genera una pregunta obvia sobre presentes o futuros inversionistas, y explica de por sí lo que está pasando con numerosos proyectos que se encuentran en este momento congelados, o fueron suspendidos definitivamente. 

El ministro José Antonio Ocampo dijo tajante y enfático sobre lo que pretende recaudar el gobierno en esta tributaria, la más fuerte en la historia del país: “La alternativa de bajar de 25 billones a 10 billones, en el recaudo de la tributaria, no existe. Si quieren plantear alternativas, que sean para compensar lo que quieren conservar como privilegio del sistema tributario, así que perdonen que se los diga”.   

Y luego, como para cerrar cualquier apertura a una discusión de más fondo, les dijo: “Yo como contribuyente (como persona natural) también tendré que pagar más impuestos, y lo digo abiertamente, esa es la contribución que nosotros, las personas de más altos ingresos, tenemos que hacerle a la paz social de Colombia”. Y como para que no quedaran mayores dudas, les dijo: “Las personas de mayores ingresos tributan menos que los asalariados” … Y luego levantó los brazos, y les anotó: “hay que pagar los impuestos”. 

El mensaje del ministro fue más claro y ratificó “que se disminuirán las exenciones inequitativas de las que gozan las personas naturales de más altos ingresos y algunas empresas”.  

El presidente de la Andi, Bruce Mac Master, ha sido prudente y discreto en el debate, aunque claro en sus análisis: la propuesta que se radicó el lunes en la Cámara de Representantes estaría concentrándose, una vez más, en el sector privado con un valor estimado que se encuentra en un rango entre $12 billones y $17 billones, lo que por sí solo representaría la reforma tributaria más grande de la historia. 

Aunque el presidente Petro y su ministro Ocampo dicen que proponen un equilibrio de tributación entre empresas y personas naturales. En este caso, sería en personas con ingresos superiores a los 10 millones de pesos al mes y más de 200 millones de pesos al año. 

Pero no es menos polémica para las empresas la propuesta, en términos inclusive agresivos de la ministra del trabajo, Gloria Inés Ramírez, quien calificó de “tacaños” a los empresarios, y dijo que hay que cambiar el modelo de contratación de prestación por servicios que exime a muchos empleadores de cumplir con los derechos a sus trabajadores.  

Y fue categórica en la urgencia de volver a instalar el recargo nocturno desde las 6 de la tarde y no desde las 10 de la noche como funciona actualmente. La ministra prendió las alarmas, hasta el punto que muchos empresarios ya dijeron que “vamos a dar hasta donde podamos, pero vislumbramos un enorme crecimiento del desempleo”. 

No debemos ignorar un renglón de la tributaria, que lo camuflan bajo el argumento de proteger la salud. Se trata de gravar las bebidas azucaradas y refrescos de acuerdo al contenido de azúcar en gramos por cada 1000 mililitros de bebida. En otras palabras, entre más azúcar, más costoso será el producto. Con esta medida se espera acumular 1,02 billones de pesos. 

Para el caso de los alimentos ultraprocesados, que incluyen embutidos, snacks, dulces y polvos para preparaciones, se propone un impuesto del 10% del costo total. Con esta medida se estima reunir al menos 1,09 billones de pesos, pero está pensada más por los potenciales efectos adversos que tienen en la salud de los colombianos, según el ministro. La realidad es que estos productos tienen una gran significación en la canasta familiar, sobre todo en las clases populares. ¿Un duro golpe a la clase media? 

Y sobre la tributación de los pensionados vale la pena traer el concepto de un experto respetable en temas tributarios, el representante a la Cámara, Oscar Darío Pérez, quien le dijo a El Colombiano: 

“Lo que los jubilados reciben son los ahorros de su etapa de trabajo y ahora los quieren volver una renta ordinaria, como si estuvieran laborando. O sea, ¿les volvieron a hacer un contrato de trabajo? Y también graduaron de ricos a quienes se ganan más de $10 millones al mes”. 

El presidente Petro dijo en Cartagena: “No estamos planteando solamente cómo distribuir lo que existe, que es muy poco sino cómo generar riqueza”.  

Pero a los empresarios les quedó la incertidumbre de cómo moldearán sus empresas, generadoras de empleo, con el apretón del modelo tributario que los lleve a transformar el país y a vivir sabroso.