28 marzo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Vistazo a los hechos: El reto histórico del Congreso

Gabriel zapata

Por Gabriel Zapata Correa 

Este próximo lunes 20 de julio se instalará en el Congreso una nueva legislatura y de paso, como es normal, habrá relevo en todas las mesas directivas del Senado. Hasta el momento de escribir estas líneas, se sabe que se respetarán los acuerdos políticos y habrá una distribución de fuerzas políticas en las distintas comisiones de esa corporación.

Pero al margen de esta repartición de la torta política del Congreso, lo más importante es tener la conciencia clara de que el coronavirus o Covid-19 le planteó al Gobierno, al Congreso, a la clase política, al empresariado y al país en general, una nueva agenda de prioridades.

Estas prioridades están claramente delimitadas por los decretos de la emergencia sanitaria que dictó el Gobierno al amparo de la crisis que nos trajo el letal e invisible virus, y que tiene a un elevadísimo número de compatriotas sufriendo físicamente desde hace varias semanas los rigores del hambre, obviamente como consecuencia del desempleo, que ya ronda el 23% según los últimos registros del Dane.

Así que el Congreso tiene que comenzar a hablar desde el lunes el mismo lenguaje de la comunidad, que espera que sus dirigentes políticos, cuya credibilidad roda apenas el 27%, se comprometan con una agenda que realmente ayude a confrontar y solucionar los problemas que se están viviendo en todos los rincones de la patria.

Es obvio que es necesario, y más que necesario, muy urgente, reactivar el sector productivo, para tratar de recuperar los 5 millones 300 mil empleos que se perdieron y buscar la forma de salvar las empresas que han cerrado sus puertas.

No es fácil en la coyuntura actual, pues los gobiernos locales y territoriales tienen que compaginar estas necesidades con los manejos alternados de las cuarentenas, como acá en Medellín, Cali y Bogotá, por poner solo estos tres ejemplos.

La situación es dramática. Este viernes en Medellín, cuando se inició la cuarentena en la comuna La Candelaria, el centro de la ciudad, la gente llorando, se les arrodillaba a los agentes de policía para que no les cerrara los negocios, la mayoría de los cuales había hecho inversiones altas para cumplir con los protocoles de bioseguridad. Y fueron tratados al igual que la informalidad.

Es imposible hablar de los retos del Congreso que inicia labores este lunes, sin tocar estos ejemplos particulares que son los que dibujan gráficamente el hambre que ya está acosando a millones de hogares colombianos.

Como es imposible no tocar también los vacíos de la salud que ha puesto sobre nuestra triste realidad el Covid-19, y la debilidad de sus estructuras en la mayoría de nuestros municipios, como consecuencia también de la rampante corrupción que ha quebrado hospitales y clínicas, y cuyos protagonistas vergonzantes son muchos políticos que se han enriquecido con las enfermedades del pueblo, algunos de ellos incrustados en el Congreso.

Ante esta evidente fragilidad de nuestro sistema de salud, el cual quedó al desnudo con la crisis de esta pandemia del Coronavirus, una de las reformas constitucionales más necesarias es la que tiene que ver precisamente con este tema.

“Esta crisis desnudó todas las falencias que tiene el sistema de salud del país, por eso urge presentar una reforma constitucional que pretenda solucionar todas esas falencias y preparar al sistema con las nuevas realidades que vivirá el país al mediano y largo plazo de la postpandemia”, señaló el senador liberal Miguel Ángel Pinto.

Hay otras reformas importantes que el Gobierno tiene en remojo y las otras colectividades también. Se preparan para radicar ahora sí las iniciativas de acto legislativo que pretenden modificar no solo la salud, sino la justicia y el sistema político del país, adaptado a la nueva normalidad, y algunos partidos como el Liberal y Cambio Radical presentarán la reforma a la salud y a la política del país.

Todas estas reformas son importantes, pero es mucho más trascendental que el Gobierno y el Congreso se enfoquen en medidas prácticas y rápidas para que la gente pueda trabajar y llevar comida a sus casas.

El Congreso tiene desde el 20 de julio el reto para darles la talla a los colombianos, y no ser inferior a sus responsabilidades.