18 julio, 2025

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Vistazo a los hechos: El país le explotó en las manos a Petro

Haga Click

Image Map

Por Gabriel Zapata Correa 

La verdad que el autoritario presidente Petro ya tiene todos los récords que pudiera haber reunido cualquier mandatario en la historia de Colombia, y eso que le falta un año larguito para que se le venza su periodo. El contexto que nos deja este jueves negro es que el país ya explotó, mientras él, con el desparpajo y el cinismo que ha caracterizado su mandato, se hace el de la vista gorda.

Menos mal que ninguno de los episodios que vivió Colombia el pasado jueves negro, tuvo origen en la oposición, ni en la extrema derecha a las que Petro les echa la culpa de todos sus fracasos y desaciertos.

Petro cada que abre la boca la embarra. Pensó que ese discurso que lanzó en Cali en la “Gran Concentración por la Paz y la Democracia” el pasado 11 de julio iba a quedar en la impunidad. Está acostumbrado a atacar a todo mundo como un botafuego. Se fue contra Marcos Rubio, el segundo hombre más poderoso de Estados Unidos, y lo acusó de haber orquestado un complot para tumbarlo del gobierno, con la extrema derecha del país.

“Dice un presidente vecino que el señor Marco Rubio está organizando un golpe de Estado contra mí. Yo solo le digo al secretario de Estado de los Estados Unidos que no puedo creer que el pueblo demócrata y que cree en las enmiendas de la Constitución de los Estados Unidos y que hoy debe entrar a dialogar con los conciudadanos y conciudadanas de los pueblos latinoamericanos que trabajan allá legal o ilegalmente, que lo que tiene que hacer es entrar en un diálogo con esos pueblos, porque el ABC de la teoría económica dice que la riqueza solo sale del trabajo y que se quitan trabajadores se van a empobrecer”, expresó Petro frente a miles de asistentes.  

Esta frase tiene todo el veneno posible. Petro no solo le está dando credibilidad a Nicolás Maduro como fuente de información en semejante acusación de montar un golpe de estado, sino que está legitimando a uno de los peores enemigos de Estados Unidos en región, a un sátrapa que se robó las elecciones a los ojos de todo el mundo.

Maduro había afirmado, al mejor estilo de Hugo Chávez, a quien Petro sigue con demasiada lealtad: “Han activado un plan para derrocar al presidente Gustavo Petro. Es un plan que está siendo dirigido por Marco Rubio desde Estados Unidos, y tiene como fin llenar de bandas criminales, de violencia criminal, de terrorismo a todo Colombia, para ir a derrocar al Gobierno progresista del presidente Gustavo Petro e imponer un escenario para que vuelva un Gobierno de extrema derecha, neofascista”.

¿Qué más podíamos esperar de la reacción del gobierno de Estados Unidos? El llamado inmediato del embajador encargado de ese país en Colombia, John T. McNamara, es el presagio de unas decisiones en cadena que seguramente caerán sobre el gobierno, si Petro no hace un rectificación tan severa y tajante como fue su acusación contra Marcos Rubio.

Petro tendrá que resolver el problema de la cancillería porque Laura Sarabia le renunció, porque está en desacuerdo con muchas decisiones que se han tomado en Presidencia. ¿A quién nombrará en semejante coyuntura?

Mientras tanto, el autoritario presidente, en respuesta al gobierno de Estados Unidos, decidió también llamar a su embajador en Washington, Daniel García-Peña porque, según él, no se va a dejar humillar». Seguramente esta decisión de Petro debe tener tan preocupados a Trump y a Rubio, que no han podido pegar el ojo desde el jueves… Esperamos que el gobierno de Trump no afecta con sus decisiones al pueblo colombiano, sino a quien debe recibir la lección, la segunda durante su mandato por aquel incidente por el traslado de migrantes colombianos a territorio.

Pero ya Petro había recibido ese jueves en la mañana un revés internacional por esas ínfulas que se atribuye de líder carismático a nivel mundial. Ocurrió durante la Cuarta Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo, celebrada en Sevilla, España.

El debate con el presidente de Francia, Emanuel Macron, se produjo luego de que Petro lanzara fuertes críticas a Estados Unidos y Europa, acusando a la extrema derecha de instrumentalizar el discurso antimigrante y de restar importancia a la crisis climática y el manejo excluyente del Covid en el mundo.

El mandatario colombiano puso sobre la mesa la desigualdad en la distribución de vacunas durante la pandemia de covid-19, señalando que los países del norte global recibieron antes el biológico, mientras que los más pobres tuvieron acceso tardío.

La reacción de Macron fue inmediata. Tomó el micrófono y lanzó una respuesta severa, reclamando respeto y pidiendo evitar las generalizaciones: “Exijo respeto… Nunca le doy lecciones a alguien del sur y es un poco extraño recibir lecciones de alguien del sur, porque simplemente viene del sur”.

El mandatario francés instó a su homólogo colombiano a no simplificar la situación política del continente europeo: “No simplifiquemos la realidad de nuestra vida política. Por favor, lo ruego”.

Macron recordó que Petro fue el primero en hablar de migración durante la reunión y que hasta ese momento el tema no había surgido entre los demás líderes presentes. Argumentó que Europa no está obsesionada con la migración, como sugirió Petro, y recalcó la necesidad de trabajar en conjunto, basándose en datos y en la ciencia.

¿Para dónde vamos? ¿O para dónde nos lleva este Gobierno? ¿Por qué Petro le hace semejante reconocimiento a su amigo dictador, dándole total confiabilidad para atacar a Estados Unidos? ¿Está Petro manejando una agenda personal, previamente preparada? Lo cierto es que el país ya explotó. Y le explotó en sus manos. El desastre se asoma…